Si sólo va a leer un material sobre productividad de esta zona Premium, que sea éste. Contiene la lección más importante.
En productividad personal hay un error fundamental que se perpetúa todavía hoy, ese error es centrarse en la gestión del tiempo.
Muchos de los libros, materiales y seminarios sobre el tema empiezan de modo equivocado, al intentar construirse sobre eso.
El tiempo es uno de los recursos más difíciles de gestionar, pues no tenemos aprenas control sobre él. No podemos acelerarlo o enlentecerlo, no podemos sumar o restar. Usted, yo, Bill Gates y todos tenemos las mismas 24 horas y con eso hemos de jugar.
El problema se agrava cuando la mayoría de sistemas de productividad se basan en construir listas de tareas alrededor de ese mito, del tiempo y la posibilidad que tenemos de influenciarlo. Uno de los aprendizajes estos últimos años ha sido el hecho de que esa es la manera pésima de hacerlo. Afortunadamente sí hay un recurso sobre el que tenemos control, que podemos influenciar y modificar y que es el que determina cuánto trabajo hacemos y qué calidad va a tener.
Una vez lo entiendes, una hora deja de ser una hora de tiempo. Es el rato en el que puede que no avances nada o que termines lo que te siempre habías propuesto.
Vamos a ver aquí cuál es ese recurso que sí podemos gestionar, por qué funciona y cómo optimizarlo con los tres multiplicadores.