En esta ocasión vamos a profundizar un poco más en productividad personal (y de otros posibles empleados o socios). El objetivo, como siempre, es trabajar mejor, rendir más y emplear en ello menos tiempo y esfuerzo.
Por eso hoy vamos a ver varios métodos que se han probado efectivos en el mundo real y cómo aplicarlos.
Planifique su tiempo libre para ser más feliz y productivo
Siempre hemos aprendido a planificar en nuestro calendario el trabajo y las obligaciones, pero recuerdo cierta premisa de un experto en productividad. Se basaba en hacer lo contrario, planificar el ocio y, en los huecos, insertar el trabajo. He de reconocer que no lo probé, pero están empezando a aparecer datos que confirman que planificar el ocio aumenta la calidad de vida y el disfrute.
Se analizó a más de 403 estudiantes en Taiwan y la conclusión es que había una correlación entre planificar y poner metas en el ocio y una mayor calidad de vida.
Sé que tenemos la tendencia a preferir la libertad en cuanto al ocio y no querer pensar de antemano. Ésta es una noción muy humana, pero que juega en nuestra contra en la práctica. Hemos visto cómo una mayor libertad de elección puede reducir las ventas y cómo, cuando no planificamos, en realidad es la inercia la que lo hace. Perdemos el tiempo con la televisión o tonterías en Internet y, cuando nos damos cuenta, pasó nuestro tiempo libre.
Planificar actividades de ocio de antemano hace que realicemos cosas que nos proporcionan más bienestar y nos hacen sentirnos más realizados. Igualmente, al planificar y pensar sobre él, también recibimos un refuerzo positivo en esa fase de planificación.
¿Y para qué queremos optimizar el ocio? Muy sencillo, para recargar pilas y ser más productivos en el trabajo. Es en los periodos de descanso cuando uno genera nuevo músculo. Ese ocio de navegar por la red sin sentido o pasarnos horas ante la tele acaba agotando y siendo peor.
Así que, si quiere trabajar mejor y con más energía, vea sus ratos libres y planifique actividades. Si van más allá de ver la tela, mejo. Y si planifica un tiempo de videojuegos, televisión o Internet, hágalo, póngase un límite y disfrute sin complejo de culpa.
Cómo aumentar la productividad usando una bomba atómica
Durante el desarrollo de la bomba atómica en Estados Unidos, sabían que estaban en una carrera contra el tiempo vital. Alemania tenía su propio programa de investigación y, literalmente, millones de vidas dependían de correr más que los científicos liderados por Werner Heisenberg en Berlín.
Y he aquí una de las maneras en las que consiguieron que las mentes más brillantes funcionaran mejor y más rápido: equipos que competían entre sí.
Formaban grupos de científicos, que no podían romper la confidencialidad con otros sobre qué hacían, y competían entre ellos por encontrar un modelo de bomba que funcionara. Somos humanos, la competitividad está en nuestra sangre y lo que hicieron fue subir la apuesta. Ya no sólo competían contra los alemanes, sino entre ellos. El premio era salvar al mundo de su mayor amenaza y un lugar asegurado en la historia, que no es poco.
Sin embargo, recientemente ha salido a la luz el detalle crucial para que esto funcione. En competiciones en el lugar de trabajo, los empleados ponían más esfuerzo cuando competían en grupo que cuando competían solos (dando la razón al modo de organizar la creación de la bomba atómica). Pero esto sólo sucedía si se les permitía socializar con sus compañeros de equipo de antemano. Eso hace que sean más versos a decepcionar a los miembros de su equipo.
En definitiva, los grupos tienen que estar cohesionados y, si no lo están de antemano, es mejor dejar que se conozcan un rato, socialicen ante una cerveza y formen lazos.
¿Quiere aumentar la productividad y el esfuerzo a la hora de encontrar una solución? Ahora ya sabe qué hacer y cómo hacerlo.
Cómo aumentar la productividad con el Arte
Este descubrimiento conecta con el primero que hemos visto. Planificar nuestro ocio hace que aumentemos la calidad del mismo, de la satisfacción y el descanso. Pero he aquí un paso más. De acuerdo a los estudios de Kevin Eschleman, Jamie Madsen y otros expertos en psicología de las organizaciones: aquellos que realizan actividades creativas en sus tiempos de ocio se recuperan mejor y son más productivos.
Es decir, que si queremos rendir mejor luego y descansar más ahora, planificar actividades creativas dentro de ese ocio nos ayudará. Los sujetos que las hacían mostraban mayores niveles de relajación y autocontrol. Además, esa creatividad también se trasladaba luego al trabajo.
Algunos se están empezando a dar cuenta de la importancia de los hábitos alimentarios y el ejercicio en la productividad y el rendimiento en el trabajo. Ahora se unen los resultados en cuanto a actividades creativas. Es posible que usted no pueda influir en sus empleados o socios a la hora de que hagan esto en su tiempo libre, pero no pasa nada: usted puede hacerlo y recoger esos beneficios personales.
Música, pintura, escritura… La empresa Zappos, pionera en este tema y una de las empresas de Internet de mayor éxito, incentiva estas actividades. Se hecho, anima a que obras de sus trabajadores decoren las oficinas.
Bonus: Pensar sobre usted en segunda o tercera persona reduce el estrés ante situaciones difíciles
Y he dicho tres, pero esta táctica es curiosa y rápida. Se ha demostrado que cuando uno piensa sobre sí mismo en segunda persona (usando el tú en el vez del yo) o en tercera (usando nuestro nombre para referirnos a nosotros mismos), hace que futuras situaciones de estrés se vean como desafíos, en vez de como amenazas.
En dichas situaciones (como hablar en público, o reuniones importantes), se dio un mejor resultado y un menor estrés en quienes pensaban de antemano refiriéndose a ellos mismos como se ha explicado.
Hacer eso disocia y aleja un poco de la experiencia, reduciendo su efecto estresante. Cuando pensamos en ”tengo que…”, “debo de… estamos inmersos en la situación. Hemos de triunfar en la venta o debemos conseguir los resultados. Pero cuando nos acostumbramos a pensar en segunda o tercera persona (Isaac, puedes conseguir esto), damos un paso atrás, nos salimos un poco de las garras de la situación y nos estresa menos.
Cómo percibimos y verbalizamos las cosas es fundamental. Hace tiempo aprendí la técnica de empezar a ver todo como un desafío, y no como una desgracia. Si tengo una campaña por delante, es un desafío, si se ha roto la tubería y hay que arreglar la situación, es un desafío. Tendemos a ver esas cosas como desgracias o inconvenientes y, al verbalizarlos así, sus connotaciones negativas nos afectan. Pero somos competitivos (recuerde la bomba), cuando nos dicen que delante hay un desafío, tendemos a resolverlo, no a evitarlo. Lo bueno de esta técnica es que no es necesario el esfuerzo de intentar cambiar el lenguaje del inconveniente por el del desafío. Si hacemos un cambio más sencillo (“yo” por “tú” o por el nombre), ese otro cambio surge de manera espontánea.
Y ya está por hoy. Ahora ya sabe cuatro tácticas sencillas y probadas para incrementar su productividad o la de los que le rodean. Póngalas en práctica.