Es fácil enamorarse de las nuevas ideas y los comienzos. Pero los verdaderos emprendedores son los que terminan cosas, no los que las empiezan todo el rato.
De hecho hay un término en inglés: wantrepreneur, demasiado habitual hoy en día, que define el arquetipo de persona que siempre está empezando mil proyectos, no acaba ninguno y, al final del día, solo tiene humo y nada que enseñar.
Afirman que lo que pasa es que ellos son muy buenos en la fase de las ideas, que han nacido para planificar, inventar e innovar…
Pero la realidad es que a todos nos gusta eso, porque es la parte más fácil y para justificar nos autoengañamos con esa cantinela. Así no afrontamos la fea realidad de que las cosas cuestan y, en esos momentos, somos de los que abandonamos.
Perseguir todo el rato el brillo de lo nuevo es ser niños tras el estímulo constante. Los adultos terminan cosas, los emprendedores de verdad completan proyectos.
Por eso, he aquí 3 claves prácticas para conseguirlo, que me han funcionado por experiencia.
Índice de contenido
1. Divide y vencerás
Esta es la clave más importante para terminar proyectos, sin duda.
Es hora de coger ese gran objetivo y dividirlo en pequeños «mini-objetivos» que sean tan diminutamente ridículos, que podamos poner fechas de cumplimiento mucho más cercanas.
Así, si tengo que terminar de escribir un libro, no me pongo eso como un objetivo para dentro de seis semanas. Lo divido en capítulos y me pongo el objetivo de terminar un capítulo para dentro de cuatro días.
Con fechas próximas, no tenemos la tendencia inevitable de dejarlo todo para el último día. Esta es una inclinación normal de cualquier persona cuando ve que el objetivo está lejano.
Además, las fechas de entrega más próximas hacen que, al ir tachando hitos, pongamos en marcha un feedback positivo. La sensación de logro al terminar una tarea nos llena de energía y motivación, porque no hay nada que engendre más éxito que tener éxito.
Lo mismo ocurre con las tareas. Tenemos que dividirlas hasta extremos casi risibles, de manera que nos resulten mucho más sencillas de acometer y cumplir. Así, esos capítulos del libro los dividimos en páginas, o en número de palabras, o en distintos apartados a escribir dentro de un mismo capítulo.
Este es el remedio contra la procrastinación
Uno de los gatillos que dispara la procrastinación es la imagen mental de que una tarea es demasiado pesada. Pensamos en ella y nos parece una montaña dentro de nuestra cabeza, así que buscamos mil excusas para no escalarla.
Para evitar abonarle el terreno a la procrastinación, y eliminarla de una vez por todas, debemos convertir la montaña en pequeñas dunas sencillas de superar con un solo salto.
Tenemos que hacer al enemigo pequeño y que deje de darnos miedo.
Si queremos terminar cosas, y solo vamos a aplicar una única táctica de todas las que vamos a ver aquí, que sea esta al menos.
2. El principio del 80/20 y la brújula de lo que es importante
Soy un firme creyente en el principio de Pareto, o principio del 80/20. Y para terminar de una vez ese proyecto que se nos resiste, debemos aplicarlo de manera implacable.
Eso significa que, para terminar proyectos, debemos centrarnos en ese 20% de actividades que van a dar el 80% de resultados.
Cómo saber qué actividades son las importantes a la hora de terminar un proyecto
La cuestión es, ¿cómo sabemos qué actividades son esas de las que estaría orgulloso Wilfredo Pareto?
En mi experiencia, hay una brújula que pocas veces falla: aquello que solemos evitar como sea suele ser lo más importante.
Y es que las personas somos así. Como emprendedores solemos pasar días muy «ocupados», enfrascados con tareas que nos absorben todo el tiempo. El resultado de eso es que terminamos el día cansados de hacer cosas, pero con los proyectos importantes sin finalizar.
En esos casos, nos ponemos con esas tareas sin importancia real porque evitamos activamente las importantes. Esa procrastinación es la brújula que nos marca lo que deberíamos estar haciendo.
Así que ahora ya sabemos, cuando pensamos en una tarea, si nos entra esa sensación de que va a ser como una montaña y la evitamos, ya sabemos qué dirección deberíamos estar tomando para terminar los proyectos clave en nuestro negocio.
3. Abandona para poder terminar
Al final, el día tiene solo 24 horas y nuestra cabeza demasiadas ideas falsas preconcebidas. Una de ellas es que abandonar no es una opción.
Abandonar no solo es una opción muy inteligente, sino que los mejores lo hacen todo el tiempo.
Hay una filosofía, la llamada «vía negativa» que, a pesar de ese nombre, nos va a proporcionar resultados más que positivos. Se trata de eliminar cosas para dejar espacio a otras mejores, para dejar tiempo a lo importante.
Si no tenemos ese tiempo, la única manera de crear más es eliminando lo que nos lo ocupa. Al menos por un tiempo y hasta que terminemos lo importante.
Pocas cosas provocan más desazón en un emprendedor que estar intentando sacar adelante cinco proyectos a la vez. Meses después, aún estás empantanado en todos ellos y no has terminado ninguno, con ese estrés de los malabaristas que intentan mantener platos girando sobre unas varillas sin que se les caiga ninguno.
Las guerras se pierden en cuanto abres más de un frente. Por eso, abandonar es la clave de la victoria y de terminar los proyectos importantes.
Así que ahora ya sabemos lo que distingue a los emprendedores de verdad de esos que solo se hacen pasar por unos: terminar. Un hábito que podemos adquirir nosotros también aplicando estas 3 claves prácticas.