Steve Jobs o Richard Branson son dos ejemplos de emprendedores carismáticos a los que todo el mundo quiere parecerse. Y la cuestión es que ser más carismático es posible, porque el carisma, aunque no lo parezca, es algo aprendido y no algo innato que solo tienen unos pocos elegidos.
Por eso, vamos a ver cómo ser más carismático siguiendo 5 pasos sencillos. Eso sí, que sean fáciles de entender no significa que no requieran una cierta práctica, como todo lo importante en el mundo real.
De hecho, el principal secreto de muchas personas carismáticas es que han practicado tanto lo que vamos a ver aquí, que parece que les sale natural.
Steve Jobs era famoso por sus discursos y sus keynotes. Sin embargo, esa naturalidad era producto de una práctica constante y una obsesión por el detalle. No en vano, muchos de los que trabajaban con él en sus presentaciones acababan exhaustos por el nivel de exigencia y práctica, ya que, hasta que no estaba perfecto, Jobs no paraba.
Ese es el secreto y estos son los 5 pasos a seguir para ser más carismáticos en cualquier situación.
Índice de contenido
Paso 1. Eliminar la incomodidad física
Gran parte del carisma que uno tiene se debe al lenguaje no verbal. Es decir, a las señales sutiles (y no tan sutiles) que emitimos con nuestra postura, movimiento, tono de voz y gestos.
Por eso, el primer paso para ser más carismáticos es eliminar en lo posible la incomodidad física en la situación. Si no damos este paso, estaremos emitiendo un lenguaje no verbal forzado que anulará nuestro carisma.
Esto significa relajarnos.
Con el tiempo y la exposición a situaciones profesionales y sociales nos sentiremos más cómodos y relajados, pero si no nos ocurre ahora mismo, podemos hacer lo siguiente:
Escanear nuestro cuerpo
Pocas veces somos conscientes de nuestra posición ni de cómo se encuentra nuestro cuerpo. Por eso, lo ideal para aplicar esta técnica es tener la costumbre de, cada cierto tiempo, escanear nuestra posición en busca de zonas tensas y nudos.
Posiciones de tensión son todas aquellas incómodas, no naturales y cerradas.
Los principales puntos clave a escanear son:
- Brazos. Si los tiene cruzados, deje de estar así y quite cualquier barrera que sus brazos pongan sobre su pecho. Mantenga dicho pecho abierto.
- Pies. Son otro punto clave, no hay nada más común que estar sentado y descubrirse, durante el escaneo, con los pies cruzados, especialmente a la altura de los tobillos o tibias. Deshaga eso, es signo de tensión y nerviosismo, debe mantener una posición abierta y un poco amplia, sin llegar a la mala educación.
- Espalda. No la mantenga encorvada y note cómo tiene cuello y hombros, otros grandes focos de tensión inconsciente.
- Manos. Compruebe si las tiene enlazadas o cerradas con tensión. En ese caso abra la mano, o abra y cierre unas pocas veces para aliviar dicha tensión.
- Rostro. La incomodidad física se suele traducir en dientes y mandíbula apretados. Si notamos eso, relajemos. También es importante no tener un gesto contraído (a veces uno se descubre con el ceño encogido o los labios tensos sin darse cuenta).
- Mirada. Debemos mirar a los ojos la mayor parte del tiempo, pero de manera relajada, nunca con una mirada fija de psicópata. Del mismo modo, la mirada huidiza, especialmente cuando nos están hablando directamente, anula cualquier intento de proyectar carisma. Esto es tan importante, que lo veremos más a fondo en breve.
Lo ideal es escanear nuestro cuerpo de arriba a abajo e ir identificando esos nudos. Ponga su atención en cada punto que hemos visto, sólo con eso notará si está tenso o en una posición no natural.
De hecho, no hace falta ninguna técnica especial. Pose su atención tranquilamente en cada parte, notará si hay tensión. Si es así, simplemente deshaga la tensión o corrija la posición que lo causa, ábrase o incluso diga mentalmente a esa parte del cuerpo que se relaje.
Si está a solas y se encuentra tenso, entonces puede hacer algún ejercicio de relajación física. En Internet hay muchos, aunque uno de los más efectivos y usados por psicólogos es la relajación muscular progresiva de Jacobson. Esta consiste en ir contrayendo y relajando cada parte del cuerpo sucesivamente.
Paso 2. Eliminar la incomodidad mental
Aquí se trata de eliminar las distracciones. Estas se producen cuando no prestamos una atención plena a lo que estamos haciendo o quienes tenemos delante. Normalmente, se suele denominar como «estar atrapados dentro de nuestra cabeza», en vez de atentos a lo que hay fuera.
Mucha gente cree que el carisma se basa en tener un pico de oro y no hay noción más errónea. La mayoría de personas va a considerar que somos muy carismáticos por el mero hecho de que les escuchemos con toda nuestra atención como si no hubiera nadie más en la habitación.
De hecho, Bill Clinton, uno de los presidentes más carismáticos, debía gran parte de su enorme encanto personal a esto, no a sus discursos.
Para poner en marcha este paso y aumentar nuestro carisma, hacemos lo siguiente:
- Ponemos toda nuestra atención en el otro (u otros).
- Le escuchamos como si no hubiera nadie más.
- Escuchamos lo que dice como si fuera el tema más interesante del mundo, lo sea o no.
Paso 3. Relajarse
Los dos pasos anteriores se dan, básicamente, para llegar a este tercero.
No me importa el tipo de carisma que pretendamos proyectar (hay varios, pero no hay espacio para entrar en eso y tampoco es crítico ahora), es condición imprescindible estar relajado para que fluya de manera natural. Estar relajado en una situación es el mayor signo de seguridad que podamos enviar.
Si estamos relajados, estamos receptivos y además estamos tranquilos de que nuestras habilidades son suficientes para hacer frente a cualquier situación que surja.
Los individuos inseguros son los que están tensos, amenazantes y siempre intentando mostrar sus plumas de pavo real, gritando a todo el mundo que son más de lo que son.
Eliminar la incomodidad física y mental son los 2 primeros pasos, la tercera clave para relajarse es respirar tranquila y profundamente.
Esta es la herramienta más efectiva, no en vano es la que utilizan los francotiradores de élite, los deportistas profesionales, políticos, CEO’s y monjes en monasterios recónditos.
No hace falta seguir complicados patrones de respiración, simplemente:
- Respire por la nariz de manera natural. Esta respiración debería ser sin ruido.
- Respire con el diafragma. Es decir, note como se hincha la barriga y no el pecho al inspirar.
- Haga algo más lento el ritmo de la respiración. Sin dar grandes bocanadas ni tener que hinchar el pecho. Eso le dará un mensaje al sistema nervioso de que todo está bien y puede relajarse (es decir, activar lo que se llama el sistema parasimpático).
Del mismo modo, si somos personas especialmente nerviosas en nuestro día a día, debemos practicar la relajación como modo de vida.
Como cualquier habilidad, la relajación hay que trabajarla de antemano y a menudo para que nos sirva cuando la necesitemos.
Es lo mismo que cuando entrenamos los músculos habitualmente en el gimnasio para cuando hagan falta y nos nos ponemos a ejercitarlos solamente dos días antes de que los precisemos.
Cuanto más practiquemos, más relajados estaremos en general y en cualquier situación.
Sin relajación, la proyección del carisma no es posible. Este se queda atascado y no fluye hacia afuera de manera natural. O lo hace de manera artificial e incompleta, algo que los demás van a notar.
Paso 4. Usar el lenguaje no verbal adecuado
El lenguaje no verbal es una parte tan importante de la comunicación como lo que decimos en voz alta. De hecho, es más importante que las palabras, porque todos hemos vivido esa situación en la que la otra persona decía las cosas correctas, pero algo no encajaba.
Lo que no encajaba era que el lenguaje corporal no era consistente con lo que se dice. Y cuando el lenguaje verbal y no verbal entran en conflicto, el no verbal gana siempre.
Vamos a ver cómo usarlo adecuadamente.
4.1 Ocupe un cierto espacio
Es decir, hágase un poco más grande o, al menos, no se encoja mostrando debilidad o miedo. El tamaño siempre es un signo de dominio.
Eso implica erguirse (ocupamos más espacio hacia arriba), abrir un poco las piernas y no llevarnos a menudo las manos al cuello o el rostro. Ese es un signo de defender partes vulnerables porque no tenemos confianza.
4.2 Ábrase
Demostrando que no tiene nada que ocultar o temer, que está relajado y abierto al otro.
¿Los brazos? Manténgalos a los lados y no los cruce creando escudos. Si está en una situación social, no sea de los que mantiene su bebida ante el pecho todo el rato (es un escudo), tenga su brazo extendido naturalmente hacia abajo, con la bebida a la altura de su cintura o cadera.
Si tiene cualquier cosa en la mano, como una carpeta o un portátil, use ese truco como guía: si el objeto está ante usted está poniendo barrera, lo bajamos, si lo sostiene naturalmente cerca del muslo, es correcto.
4.3 Muévase un poco más lento
Cuando estamos nerviosos o tensos (lo que bloquea la proyección de carisma), tendemos a reaccionar enseguida y movernos rápido. Muchas veces sin darnos demasiada cuenta.
Así que, todo lo que haga, hágalo un poco más despacio para proyectar carisma, liderazgo y dominio.
Coger cualquier cosa, beber, moverse, incluso pestañear de vez en cuando. No estoy hablando de hacerlo a cámara lenta ni de ser antinatural, sino de hacerlo conscientemente a una velocidad un poco inferior a la normal, si es que tenemos este defecto.
Hacer todo un poco más lento muestra dominio de una situación. No son las circunstancias las que nos marcan el ritmo, sino nosotros mismos.
4.5 Hable un poco más despacio y más grave
Lo de actuar más lentamente se puede trasladar también a la voz, introduciendo pausas en lo que dice. Pero lo más importante es el tono.
Si es chillón y rápido proyectamos una señal de miedo y nosotros queremos dar la imagen contraria.
Lo ideal sería un tono de «voz de radio», proyectando desde ese diafragma que hemos entrenado en la respiración adecuada. De todas maneras, y especialmente si no somos expertos, lo ideal es eliminar la velocidad excesiva o el timbre agudo en lo que decimos.
Como en todas las técnicas, nunca es cuestión de fingir ni actuar.
Si de repente empieza a hablar a sus conocidos con una voz cómicamente grave, muy distinta de la suya, provocará confusión y risa más que nada. Calme su voz, pero no la convierta en otra.
Eso sí, fundamental también, buena vocalización y volumen, que no haga falta repetir lo que ha dicho para que todos lo entiendan. Si habla un poco más despacio, poniendo importancia en cada palabra cuando sale, esa vocalización surgirá por sí sola.
4.6 Vista adecuadamente
Los uniformes y los trajes de negocios son percibidos como vestimenta de poder. De hecho, el ponérselos suele cambiar instantáneamente nuestra propia manera de actuar.
Cuando trabajaba como consultor, poníamos mucho cuidado en trajes que quedaran bien y yo mismo notaba que al caminar y moverme con el traje, no lo hacía igual que cuando iba con vaqueros y camiseta.
4.7 Tome la iniciativa y las decisiones
Si piden opinión, dé la suya, si hay que tomar una decisión, aunque sea simplemente la de dónde ir cuando está con los amigos, láncese y sea usted el que decida.
Empiece a ejercer liderazgo y arrojo, no sea el que se queda callado en todas las reuniones. Si tiene algo que decir, dígalo, con un tono de voz tranquilo y algo más grave, pero dígalo. Y después, hágalo.
Eso sí, por favor, no sea de esos que sólo dice cosas en una reunión para que se le oiga, no sea el que repite obviedades y no sea el que pregunta por preguntar, sólo para que parezca que participa.
Todo eso no es muestra de liderazgo ni carisma, es irritante.
4.8 Enfoque completamente su atención la otra persona
¿Quiere saber cuánto interés está despertando en otro? Mire cuántas partes del cuerpo está enfocando hacia usted, cuantas más tenga, mejor. Observe hacia dónde señalan sus pies o cuánto trozo de espalda le está dando la otra persona, si gira el rostro levemente cuando habla o por el contrario se ha movido para encararle del todo y tiene la mirada en nosotros.
Lo ideal es estar frente al otro, totalmente enfocado, con las menores barreras posibles entre los dos, o entre nosotros y la audiencia.
A partir de ahí, escuche como si le fuera la vida en ello, ánclese en el momento presente y preste toda la atención a lo que dice la otra persona.
4.9 Mantenga el contacto visual adecuado
Este punto es tan importante, que merece comentarlo a fondo.
Nuestros ojos nos traicionan y revelan lo que hay dentro de nosotros mucho más que otros microgestos, por eso es importante dominar esto.
Para un contacto visual carismático:
- Hay que tener la mirada en la del otro la mayor parte del tiempo. La mayor parte, pero no toda. No queremos que parezca que es una presa y nosotros un depredador. Mantenerla un 70%-80% del tiempo y romper ese contacto de manera casual hacia los lados (no hacia abajo), es una buena regla general, aunque siempre debemos calibrar cada situación.
- Debemos relajar la mirada que posamos en el otro. Porque si no, pareceremos ese depredador o mandaremos señales de que hay «algo raro». He visto personas que no han entendido esto y clavan la mirada como un puñal, muchas veces casi sin pestañear.
Ahora, la clave es la siguiente:
La mirada va a reflejar las emociones que tenemos dentro. Por eso es tan importante estar relajados e interesados en el otro. Cuando eso sucede, la mirada lo comunicará de manera natural.
Imagine que tiene delante a alguien que siempre haya querido conocer, uno de sus ídolos, su artista favorito, una persona importante para usted, en definitiva. Si eso sucede, nuestra mirada lo reflejará de modo natural.
Pues bien, siendo que la clave del carisma es centrarse en el otro, tenemos que convencernos o hacer como que esa persona o esa audiencia a la que queremos encantar, es lo más importante en ese momento.
Intente, todo lo que pueda, sentir curiosidad por quien tiene enfrente, preguntar por él, por sus inquietudes, por quién es realmente, recuerde que lo que tenemos en la cabeza se transmite por la mirada como un proyector.
Paso 5. Sea un buen conversador y, sobre todo, domine el arte de contar historias
Mucha gente, parlanchina por naturaleza, cree que no tiene ningún problema en esto. Que no paran de hablar y por tanto con ellos no existe el riesgo de no tener temas de conversación o que se produzcan silencios incómodos, ya que ellos los llenan con cualquier cosa.
Este es un error muy grave.
Muchas de esas personas suelen ser un mareo porque hablan todo el rato del tema menos interesante del mundo, ellos mismos.
Tenga en cuenta que, para cualquiera que tenga delante, el tema más interesante es él, no nosotros.
En la práctica, esto implica dos cosas:
- Ser un buen conversador en cualquier situación.
- Aprender y dominar el arte de contar historias.
Ambas habilidades son tan importantes que requieren que las conozcamos a fondo, pero no se preocupe. Ya tratamos en su día cómo ser un buen conversador en cualquier situación. Así que lea ese material enlazado y tome notas. Le aseguro que no encontrará mejores técnicas que las que se explican ahí, porque no son las obviedades y simplezas que se leen a menudo en la red. Son técnicas probadas y extremadamente efectivas.
En cuanto al segundo punto, no he visto ninguna persona carismática que no sea también una excelente contadora de historias. Si es uno de ellos, genial. Lo cierto es que todos llevamos dentro esa capacidad y, en nuestros grupos de amigos y en los entornos en los que nos sentimos relajados, contamos historias de manera natural.
Pero si no es así, o le cuesta, no se preocupe, trabaje lo que he enlazado sobre cómo ser un buen conversador y pronto hablaremos a fondo del storytelling.
De momento, ya tiene todas las claves de un carisma irresistible y es conveniente empezar a trabajarlas y no atragantarnos con demasiado conocimiento teórico.
La cuestión de todo esto es, con un mayor carisma, multiplicamos las probabilidades de tener éxito en cualquier situación. Da igual que sea en algo personal, en entrevistas de trabajo, ventas, negociaciones, etc.
No subestime el carisma, recuerde que, en el fondo y aunque no lo queramos reconocer, (casi) todo es personal, incluso en los negocios.