Guía de 5 minutos de técnicas de motivación que sí funcionan

La motivación es, en realidad, lo único que hace falta. ¿Recuerda esos momentos en los que se ha sentido motivado de verdad por algo? ¿Esos comienzos con ilusión en los que podía estar horas embebido en una tarea y sin darse cuenta de cómo pasa el tiempo? Son la mejor prueba de que, realmente, esa motivación es lo único que hace falta para sacar adelante las cosas.

Pero claro, no siempre podemos acometer las tareas con esa ilusión de los primeros tiempos, ni podemos confiar en que aparezcan esos momentos fugaces en los que nos sentimos motivados de verdad. Por eso hemos de recurrir a lo que se ha demostrado que nos mueve a hacer lo que tenemos que hacer, independientemente del punto en el que está el proyecto o de cómo nos levantemos anímicamente.

Y eso es lo que vamos a ver aquí, una guía práctica de lo que funciona para motivarnos y lo que no.

Todo ello está basado, como siempre, en lo que se ha demostrado con resultados tangibles en la mano. Y vamos a empezar por quitarnos peso de encima, por desechar aquello que no funciona, aunque a veces nos digan que sí lo hace.

Lo que NO funciona

He aquí ciertas técnicas de motivación que se suelen recomendar en diversas fuentes pero que, desgraciadamente, no funcionan casi nunca. La gente las suele usar porque suenan bien y parecen lógicas. pero la realidad es que cuando se ponen a prueba recogiendo resultados, estos no aparecen por ningún lado.

  • Centrarse en alguien que uno admira para hacer el trabajo (es decir, coger un modelo a seguir e imitarlo), aunque funciona para otras cosas, no nos va a motivar a actuar, así que desechado.
  • Pensar en lo malo que nos pasará si no hacemos lo que tenemos que hacer. Como mucho sólo conseguiremos deprimirnos, pero no motivarnos.
  • Intentar suprimir tentaciones y pensamientos negativos. Lo cierto es que cuanto más nos centremos en algo, aunque sea para eliminarlo, más fuerza le vamos a dar a ese algo. Por ejemplo se ha demostrado que pensar en que no tenemos que fumar sólo nos trae a la mente imágenes de tabaco y aumenta el deseo.
  • Hacer las cosas por pura fuerza de voluntad. Una vez puede funcionar, pero como técnica habitual no nos va a proporcionar resultados consistentes, así que no podemos confiar en ella.
  • Fantasear cómo de maravillosa va a ser nuestra vida si hacemos lo que tenemos que hacer. No funciona, es más efectivo algo parecido que es lo que veremos a continuación.

Y he aquí lo que sí funciona según todas las pruebas.

Las técnicas motivacionales que SÍ funcionan

Comencemos por mi favorita, pues es la más efectiva personalmente.

Ponerse una fecha límite y exponerse ante los demás

El miedo al ridículo es un poderoso motivador. En todos estos años lo que mejor me ha funcionado ha sido ponerme un objetivo sensato, poner una fecha límite y comentar ante gente conocida que voy a hacer X cosa para la fecha Y.

Una vez me he expuesto ante los demás con ese compromiso público, casi nunca fallo salvo motivos de fuerza mayor. El secreto para que esto funcione se basa en que la opinión de los demás nos debe de importar. Si el compromiso en ante desconocidos, no los voy a ver nunca o no me importa lo que piensen de mí, la técnica se diluye.

Algunos estudios abogan por lo contrario para cierto tipo de personas, y han comprobado que callarse es lo mejor para cumplir objetivos. En mi caso no es así. Le invito a probar las dos caras de la moneda y empezar por exponerse y hacer un compromiso público. También puede añadir a esta técnica la de apostar algo con esa gente ante la que hace el compromiso público y perderlo si no cumple (vea la técnica del miedo a la pérdida más adelante).

Hacer una escalera de éxitos

En un mundo ideal haríamos las cosas por el mero hecho de que están bien, en el mundo real tendemos a hacerlas si nos compensan por ellas. Ejemplo: me esfuerzo en hacer un producto y luego éste se vende bien. Eso tiende a mantenerme motivado para hacer otro producto más. Y si ocurre lo contrario, pues somos humanos, si no tenemos una sensación externa de respaldo y éxito bajamos los brazos.

Esto quiere decir que el éxito engendra más éxito. Así que, ¿cuál es la mejor manera de mantenernos motivados? Viendo que avanzamos y tenemos éxito.

Como el éxito externo es muy elusivo y depende de los demás (algo que no podemos controlar) lo que sí podemos influir es en la sensación personal de que avanzamos terreno y obtenemos resultados en lo que estamos haciendo. Es decir, en generar una sensación personal de logro. Cuando aparece, nos vemos más motivados.

Para ello:

  • Funciona tener un plan paso a paso. Si no lo tenemos es hora de hacerlo, detallar todo lo inconcreto y luego emplear el siguiente punto. Recuerde: instrucciones detalladas y objetivos claros, sin ellos es difícil motivarse porque simplemente estamos trabajando en un lío amorfo que no parece tener un final claro ni avanzar.
  • Funciona que los pasos sean ridículamente pequeños. Porque eso hará mucho más fácil completarlos, de manera que vamos a ir tachando hito tras hito y tener sensación de que avanzamos hacia el final y que este se encuentra más cerca. No ver el final del túnel es probablemente la situación más desmotivadora que nos vamos a encontrar. Si los pasos de antes no son pequeños, los cortamos en trocitos hasta que lo sean.
  • Funciona repasar los éxitos y lo conseguido hasta ahora. Porque la mayoría de veces nos centramos en lo que tenemos por hacer todavía y eso causa frustración porque parece que no se acaba nunca.

Si no tenemos los pasos concretos muy bien definidos no pasa nada. Podemos ir «acumulando éxitos» mediante la técnica del time-boxing. Una de las más recomendables cuando estamos desmotivados es la del Pomodoro.

La técnica Pomodoro

Esta es una técnica de time-boxing o trabajo por intervalos donde uno trabaja en lo que tiene que hacer en tandas de 25 minutos.

Si conseguimos esos 25 minutos seguidos es un éxito y nos premiamos con 5 minutos de descanso total. Si podemos seguimos con otro pomodoro (otros 25 minutos) y cada tres pomodoros nos tomamos un descanso más largo de unos 15-20 minutos.

El mero hecho de completar un pomodoro es conseguir un éxito y acumulando éxitos en la realización de algo vamos motivándonos cada vez más, porque esos éxitos engendran otros posteriores.

Pensar en las cosas buenas que nos van a ocurrir si completamos la tarea

Esto es muy distinto de fantasear sobre cómo sería de genial nuestra vida si conseguimos la tarea.

Si la cosa no fluye, no insistamos con fuerza bruta ante el ordenador o el lugar de trabajo. Desconectamos, nos tomamos unos minutos para descansar en otro sitio diferente y pensamos en lo bueno que nos va a suceder si terminamos: desde poder ir esta tarde al cine hasta la sensación de trabajo cumplido y poder llamar a los amigos para tomar algo.

No tenga cargo de conciencia por tumbarse o relajarse unos minutos, total, intentando insistir sin motivarse iba a perder ese tiempo de todas formas.

Recompensas, pero mejor no monetarias

Está demostrado que ponerse recompensas por cumplir algo funciona, lo curioso es que esas recompensas, cuando son monetarias, no funcionan bien para motivar empleados, por ejemplo. Sin embargo permitirnos algún pequeño capricho sí nos motiva.

El castigo de la pérdida

El ganar dinero no nos motiva mucho pero la natural aversión a la pérdida sí nos puede ayudar en nuestro empeño.

Coja a un amigo o compañero de trabajo, saque 100 euros del cajero y déselos. A menos que a lo largo del día no complete X hitos y se los muestre a su amigo, dicha persona se puede quedar con los 100 euros. O bien usted recupera 20 o 30 euros por cada hito conseguido, de manera que va rescatando por partes su dinero.

También puede hacer eso con el móvil que tanto le gusta o su reloj favorito. Esta es una táctica extrema y muy poco utilizada, pero le aseguro que le va a funcionar como la seda si se atreve a ponerla en práctica

Falsas fechas de finalización

Funciona especialmente cuando los objetivos son a largo plazo (por ejemplo tenemos una semana para hacerlo) pero realmente nos costaría unas horas si nos ponemos. En esos casos tendemos a retrasar las cosas y que nos empiecen a agobiar, como hace todo eso que tenemos pendiente en nuestra vida y no vamos cerrando.

Curiosamente, en esos casos funciona ponerse una fecha falsa de finalización, como por ejemplo hacer eso hoy aunque sea para dentro de dos días. Prometernos (y mejor aún prometer a otros, recuerde el compromiso público) que vamos a cumplir esa fecha falsa funciona, por extraño que parezca.

Visualizarnos haciendo la tarea eficientemente

REsta es la manera en la que funciona visualizar. En vez de fantasear con que hemos terminado nos tomamos unos segundos para imaginarnos haciendo la tarea de manera productiva y fácil. Eso nos allanará el camino y ayudará a anular la desmotivación habitual de no poder ponernos con ello.

No pensar y comenzar a actuar

Nuestra mente se empieza a disparar anticipando todas las sensaciones negativas que vamos a tener haciendo la tarea (la mayoría de ellas falsas, por cierto) de manera que cuando nos queremos poner ya estamos derrotados en nuestra cabeza antes de empezar.

Para eso, en cuanto detectemos ese flujo de pensamiento lo mejor es cortarlo, ocupar la cabeza con algo no relacionado y mientras tanto actuar empezando a hacer la tarea.

Suena raro, pero funciona sobre todo para tareas monótonas. En vez de dejarse llevar por la marea mental cuando se plantea ponerse, silbe, canturree y distraiga su mente mientras comienza a teclear, programar, fregar los platos o lo que sea que haga.

Evite que su cabeza comience esa espiral desmotivadora de pensamientos poniendo otros en su lugar. Nunca conseguirá detener la espiral intentando reprimir los pensamientos, sino llenando la cabeza con otras cosas, como el acto de silbar y canturrear. O bien intentar recordar activamente otras cosas (como el fin de semana pasado o los planes que tiene para el siguiente) a fin de no dejar espacio a que surjan esos otros pensamientos. Mientras los mantiene a raya la cuestión es empezar a actuar en la tarea.

Ese momento de empezar a ponerse es el más difícil y donde es más posible que nuestra mente nos derrote y nos desmotive. Una vez ya estemos en faena habremos vencido la inercia inicial y podremos seguir más fácilmente con ello.

Por extrañas que parezcan algunas técnicas vistas aquí, está demostrado que funcionan. Así que la pŕoxima vez que se encuentre desmotivado elija algunas tácticas y vaya poniéndolas en marcha a ver cuál le sirve mejor en su caso.

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