No soy un gran fan de Gary Vaynerchuck, pero a cada uno lo suyo y, cuando dice plantea algo interesante, lo reconozco. Y hace poco leí un artículo suyo que hablaba de algo muy interesante, de cómo innovar realmente respondiendo a una pregunta inesperada y muy curiosa:
Como bien decía Vaynerchuck, en los últimos tiempos hemos vivido un enorme cambio cultural y de negocios, y empresas que hace años no eran nada o simplemente no existían, ahora están en la cúspide: Facebook, Google, Uber, Airbnb…
Sin embargo, si algo también podemos aprender de aquellos que pavimentaron el camino antes que ellos es que, hoy día, la volatilidad de los negocios es mayor que nunca.
Y eso se debe principalmente a la irrupción de nuevas tecnologías que te dejan atrasado y te convierten en irrelevante, prácticamente, de la noche a la mañana.
Si queremos sobrevivir es importante una innovación constante, estar en la punta de lanza y el filo, no ser complacientes bajo ningún concepto.
Todos esos predecesores de los líderes de hoy que ya no están deben su desaparición, principalmente, a eso.
Las empresas que llegan arriba se complacen de su éxito, de lo que tienen, no siguen adelante y, como siempre digo, si te quedas parado en el mundo de los negocios, en realidad no estás parado, vas hacia atrás como si tu camino fuera en realidad una de esas cintas que se mueven en la dirección contraria a tu avance.
Cómo innovar en ese contexto
Este contexto y todo lo que estamos hablando nos da en realidad la clave de cómo innovar, cómo no detenernos y mantenernos en esa punta de lanza, buscando siempre más, yendo dos o tres innovaciones por delante de nuestros competidores.
Y esa innovación se basa en responder a esta pregunta que, cito textualmente a Gary Vaynerchuck, se la formula así:
Cada día me levanto y pienso en cómo puedo sacarme del negocio a mí mismo. Pienso en las maneras en las que otro negocio podría llegar y ser tan disruptivo en mis beneficios y éxitos que me hiciera desaparecer.
Porque eso es lo que pasó con la mayoría de los que ya no están, no vieron venir eso, no innovaron para protegerse de ello.
Aunque parece radical, pensar en cómo podría destruir mi propio negocio sigue siendo infinitamente mejor que el que lo piense y lo ejecute mi competencia.
Los ejemplos de Uber y Airbnb
Vaynerchuck pone como ejemplos de esa innovación a Uber y Airbnb, dos empresas que no deberían haber existido, y no lo harían si el sector de los taxis y el hotelero-turístico se hubieran levantado cada día y hubieran anticipado de qué manera podría haber una disrupción en sus sectores que les hiciera temblar y caer, como está sucediendo.
Pero son dos sectores consolidados, millonarios, que han estado funcionando prácticamente igual desde años y años.
Sin embargo, los tiempos han cambiado.
Las mejoras tecnológicas que sólo harán que acentuarse de manera cada vez más acusada en los próximos años, hacen que sean posible esas disrupciones. Que de repente, las cosas como siempre habían sido, cambien de pronto.
Pasará en muchos sectores, lo veremos con la automatización feroz, con los vehículos autopilotados que pondrán a operarios y conductores fuera de juego, que cambiarán por completo sectores imprescindibles como la logística.
Lo que es cierto para lo grande es cierto para lo pequeño. Es cierto para nosotros, que somos aún más vulnerables que esos grandes sectores como el hotelero o el del taxi, que aún resisten por la inercia y toda la consolidación durante más de un siglo. Pero han cambiado para siempre y están heridos y sangrando.
Por eso debemos tomar ejemplo, nunca debemos ser complacientes y tenemos que pensar dos o tres pasos por delante del resto.
Y sobre todo, debemos pensar en cómo podríamos destruir nuestro negocio, para tapar esa vía de agua antes que un torpedo inesperado la abra más.
Porque si estamos teniendo alguna clase de éxito y beneficio, créame, alguien está ahora mismo pensando en cómo destruir el palacio que nos hemos hecho ahí arriba, alguien está intentando innovar y, hoy día, el que innova es el que gana.
La verdad es que no me lo había planteado nunca desde esta perspectiva. Me parece muy interesante el hecho preguntarse continuamente cómo mi negocio puede ser arruinado.
Si lo pensamos, así ha sido la evolución de la historia del ser humano, siempre con una misma pregunta: ¿Qué hay al otro lado?, ¿Qué hay en lo desconocido? ¿Cómo puedo conquistarlo?
La curiosidad es un don innato que tenemos que saber cómo explotar.