Una excelente estrategia de gestión, reconocer los errores

clientes deshonestos

La industria musical, a nivel mundial, lleva un tiempo afrontando que está jugando con las reglas de hace cincuenta años y que, hasta ahora, la única reacción al ver que todo iba en otra dirección ha sido resistirse, patalear, amenazar y estirar todo lo que podía para intentar que el agua volviera por el viejo cauce.

Y digo hasta ahora porque vía Microsiervos, que a su vez lo cita vía David Bravo, comenta cómo en declaraciones a The Inquirer, Edgar Bronfman, CEO de Warner Music reconoce que estaban equivocados, lo cual es algo de lo que todos los que tenemos una empresa, grande o pequeña, podemos extraer interesantes lecciones.

Literalmente comenta:

“Solíamos estar tan orgullosos de nosotros mismos… creíamos que nuestro contenido estaba perfecto tal y como estaba. Creíamos que nuestro negocio no se vería afectado aun cuando un mundo de interactividad, conectividad constante e intercambio de ficheros estaba explosionando.

Y obviamente estábamos equivocados.

¿En qué sentido?

Al mantenernos tal y como estábamos o sin apenas cambios, lo que provocó que entráramos casi sin darnos cuenta en una batalla con los consumidores al negarles loq ue querían y que podían encontrar de otros modos, lo que provocó que finalmente los consumidores fueran los ganadores."

Cuando las cosas cambian irremediablemente en el contexto de negocio en el que estamos la reacción básica es resistirse, si eres muy poderoso de hecho piensas que puedes volver a hacer que el viento sople para dónde tu le digas que lo haga, al fin y al cabo eres el rey de la colina… pero no es así y hay sólo dos posibles finales en esto:

  • Que tengamos que adaptarnos.
  • Que luchemos, nos agotemos, nos posicionemos horriblemente en la mente del cliente, dañemos irreparablemente la imagen, perdamos un montón de dinero adicional al que ya de por sí perdemos por este cambio de contexto… y luego tengamos que adaptarnos de todas formas. 

Aborrecemos tanto el cambio (sobre todo cuando el cambio supone movernos de nuestro cómodo sillón y perder parte de eso que ganábamos más por el "statu quo" que por el valor real que dábamos) que nos cegamos.

Nadie pretendería ganar una carrera con un bólido de hace veinte años, ni vemos lógico que un atleta siga empleando técnicas de carrera o salto de principios de siglo, nos parecería raro e ilógico, y de hecho nos parecería horrible que ese competidor, en vez de mejorar, tuviera como reacción encararse con los demás o empezar a interpelar al público.

Pero por alguna extraña razón cuando es en nuestro caso, no lo vemos tan extraño, de hecho nos parece que tenemos toda la razón del mundo e incluso algo de razón divina en quejarnos, reprochar y tomar medidas para que todo sea como antes era.

Si nos encontramos en esa posición, si comenzamos a culpar a los clientes porque no nos compran y no son más que unos ciegos que no ven lo buenos que somos, o añoramos demasiado los "buenos viejos tiempos", es hora de plantearse que el error no está fuera.

Nadie que ha llegado lejos ha pensado mucho tiempo que el error estaba en lo externo y en los demás…

Ahora sólo queda ver si esas palabras se trasladan a acciones, pero al menos alguien lo ha dicho claro.

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