Talleres: ¿Cómo proteger a tus trabajadores durante el invierno?

El invierno es la época del año más dura para muchos trabajadores y las empresas buscan fórmulas y material especializado para tratar de protegerlos del frío. En función del sector, la búsqueda se enfoca de una manera determinada, aunque todas tienen el mismo fin: conseguir la protección de sus trabajadores. El uso de calefactores en interior o una ropa adecuada para exterior son algunos ejemplos para mejorar las condiciones laborales en épocas de frío.

Mediante el uso de calefactores se consigue que las habitaciones tengan la temperatura adeucada para trabajar. Los aparatos más viejos tienen un problema que radica en sus altos niveles de consumo. Por eso las empresas buscan materiales sostenibles cuyo impacto medioambiental sea mínimo y que, además, supongan unos bajos costes económicos por el uso de la energía. La industria especializada está tendiendo a la fabricación de calefactores eléctricos, de aceite o de gas; preparados para calentar espacios grandes y, por tanto, ideales para entornos profesionales.

La revolución tecnológica también ha llegado a la industria de la fabricación de maquinarias para lugares de trabajo, y dentro de este sector las herramientas de calefacción se han adaptado a la perfección a los nuevos sistemas de producción, que buscan resultados de bajo consumo y que sean respetuosos con el medio ambiente; además de ser eficaces. Un calefactor de gas con encendido piezoeléctrico es, entre otros, un ejemplo de ello. Es un aparato que transmite calor en grandes niveles y cuya llama de gas está supervisada continuamente para optimizar al máximo el consumo. Un termostato integrado impide que el dispositivo se sobrecaliente; asegurando así una larga vida útil. El calefactor eléctrico es otra buena opción para proteger a los trabajadores del frío durante los meses de invierno y tiene la ventaja de que puede ser utilizado como ventilador en verano. Ni tiene olores ni consume oxígeno, idóneo para lugares cerrados en los que se realiza una actividad profesional.

La temperatura ideal en lugares donde se realice un trabajo de oficina debe tener una mínima de 17 grados y una máxima de 25. En espacios donde se realicen trabajos que requieren de un cierto movimiento, las recomendaciones de expertos dicen que se puede bajar hasta los 14 grados; aunque lo recomendable en ambos casos es mantener unos niveles situados en torno a 20. Cuando se trabaja en exterior y resulta imposible moderar los niveles de temperatura, entonces la preocupación se centra en la vestimenta. No se puede alterar el frío, pero sí que es posible abrigarse más y mejor. En ambientes de mucho frío o humedad es recomendable utilizar protección ocular. Hay gafas especializadas contra el frío que se utilizan a nivel profesional. Por supuesto, la ropa de abrigo debe abarcar todas las partes del cuerpo, calzado, pantalones y chaqueta.

El trabajo con frío puede ser más llevadero para los trabajadores si se les proporciona líquidos calientes durante su jornada laboral. Ello ayuda a subir la temperatura corporal y hacer que la sensación térmica sea mayor. Toda ropa húmeda o mojada debe ser cambiada inmediatamente, por lo que las empresas deben prestar a sus empleados esta posibilidad y la infraestructura necesaria para llevarla a cabo.

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