Los fascinantes estudios científicos sobre cómo la música afecta a las distintas actividades que realizamos

musica y productividad

Tras el extenso material sobre la asesoría para conseguir una campaña más efectiva, vamos con algo breve, práctico y demostrado como siempre. Muy adecuado para estos tiempos veraniegos y vacacionales.

Mucha gente usa la música para su trabajo. Conozco al que quizá sea uno de los mejores programadores del mundo y no voy a negar que encaja en el cliché de persona que se pone unos enormes auriculares, sube el volumen de música Death Metal y empieza a teclear como un poseso ante la pantalla.

Si no es así, le resulta difícil trabajar.

También son conocidos los estudios que hablan de la música de fondo en los sitios y cómo afecta a la productividad y el comportamiento de las personas. Es posible que usted mismo sea uno de los que la usa para trabajar.

La pregunta es, ¿la usa de manera óptima? Porque se ha estudiado cómo la música afecta, para bien y para mal, a las distintas tareas y trabajos. Determinados tipos de música te hacen trabajar mejor y otros, sin embargo, pueden afectar a la productividad.

Por eso hoy vamos a ver cómo afecta, según los datos, cada tipo de música a su trabajo, para así saber cómo incrementar la productividad con cada una (o dejar de tropezar con la que no es adecuada).

Vamos con ello.

Para aprender: no ponga ninguna música

Si está aprendiendo algo nuevo, no ponga música. Aprender requiere que el cerebro analice y recuerde instrucciones o hechos. Si ponemos música, estamos poniendo a nuestro cerebro en modo multitarea, algo en lo que es terriblemente mediocre.

Especialmente si estamos aprendiendo algo mediante instrucción verbal y la música tiene letra, cortocircuitamos al cerebro.

Si el entorno de trabajo es ruidoso, ponemos nuestra música favorita

Nuestro cerebro no descansa, si el entorno es ruidoso, intenta analizar los estímulos individuales y ese procesamiento de datos de fondo le roba energía y no nos estamos dando ni cuenta.

Es más, no sólo roba energía y fuerza de voluntad (que ya hemos visto en esta sección Premium que es limitada), sino que también incrementa las hormonas del estrés (cortisol) reduciendo las del placer (dopamina).

Esos cambios hormonales afectan al córtex prefrontal, es decir, la parte del cerebro encargada del raciocinio y la función ejecutiva. La conclusión es que con el ruido, literalmente, además de más estresados nos volvemos más tontos.

Si es así y estamos inmersos en ruido, es hora de darle al Play. La música puede ayudar a cancelar dicho ruido y poner en orden las hormonas del estrés.

Si el trabajo es repetitivo, es hora de escuchar música

Varios estudios han indicado que, cuando se trata de tareas monótonas y repetitivas, escuchar música hacía que se hicieran más rápido y con menos errores.

La música, como el ruido anteriormente, tiene un efecto sobre nuestras hormonas y las hormonas tienen un muy poderoso efecto sobre nuestro bienestar. En concreto la música se ha demostrado que afecta a las hormonas del «placer»: dopamina, serotonina y norepinefrina.

Fuera del contexto de trabajo esto sirve también para hacer más llevaderas las tareas que hemos de hacer, pero no queremos hacer, como fregar los platos o hacer ejercicio.

Si la música es nueva, no debemos usarla para trabajar

Cuando la música es nueva y nos gusta, produce una mayor descarga placentera de hormonas. Eso, que es genial, afecta seriamente a nuestro trabajo, pues le quita motivación y atención, ya que la dedicamos a la nueva música mucho más de lo que lo hacemos con la música que ya tenemos más oída.

Conclusiones prácticas

La música puede afectar a nuestro rendimiento y mi filosofía es, todo lo que puede ayudar, aunque sea un poco, es mejor cogerlo.

En casos en los que estemos trabajando lentos, estresados, o en algo repetitivo que no exige demasiada atención, poner música incrementa la productividad.

Además, en general, es ideal una música que ya tengamos algo escuchada y que no tenga letra, a fin de no poner el cerebro en modo multitarea de entender la música y lo que estamos haciendo.

Ahora, a darle al play, o no, depende de lo que tengamos delante.

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