La necesidad de delegar en expertos

No hace mucho estaba hablando con otro emprendedor y me comentaba sobre su saturación. Tener un negocio, decía, era como ser una especie de hombre orquesta, y no podía más. Había cosas que le superaban.

A él le encanta lo que hace, pero uno de los mitos sobre tener un negocio propio es que te vas a dedicar cada día a hacer lo que te gusta y nada más. No es así, un negocio tiene muchas vertientes de las que hacerse cargo y a veces has de hacer cosas que no te agradan. Ser emprendedor no es sólo realizar el trabajo al que uno se dedique: sea fontanero, informático o ingeniero. Requiere de mil cosas: trámites, impuestos, llevar libros, atender obligaciones, emitir facturas… Y sí, no son agradables, resultan confusas si no sabes qué estás haciendo y te roban mucho tiempo y mucho ánimo.

Obviamente darle la razón a mi amigo no le resolvió el problema, así que me preguntó:

“¿Entonces qué? ¿Cómo lo hago para no volverme loco o desatender mi trabajo real?”

”Has hecho la pregunta equivocada* le contesté, «es que no tienes que hacer ese trabajo”.*

La necesidad de hacer menos

Obviamente no le estaba aconsejando que dejara de lado sus obligaciones administrativas, lo que le estaba aconsejando es que no las hiciera él.

Él quería saber cómo hacer más y mejor esas cosas, cómo hacerlas para que no le ocuparan un largo tiempo precioso, pero muchas veces buscamos las soluciones a preguntas y no nos damos cuenta de que estamos asumiendo cosas que hacen que la pregunta no sea correcta.

Si vamos cargados hasta arriba, faltos de tiempo y con las energías justas, hacer más nunca es la solución, sino el camino más corto para quemarnos y cerrar. De hecho, ya he hablado alguna vez en este mismo blog de que hacer menos es la verdadera solución.

Usted, yo y Bill Gates tenemos veinticuatro horas todos los días y por qué Bill Gates hace más cosas y más relevantes es muy sencillo. Él no se está ocupando de las cosas nimias. Él no se hace los impuestos ni acude al registro de Madrid a entregar las cuentas de Microsoft en España.

Delega todo eso y se centra en lo que mejor sabe hacer, en su núcleo de negocio. De hecho, puse el mismo ejemplo de Bill Gates a mi amigo y le pregunté si de veras se lo imaginaba calculando trimestrales o depositando libros contables.

Obviamente no, y si uno quiere ser como Bill Gates, ha de empezar a comportarse como él. No necesariamente donando mucho dinero, sino aprendiendo que nuestro tiempo es valioso y que, la única manera que tendremos de obtener más es: delegando en expertos las tareas de administración y apoyo. No hay otra solución y, sí, es una cuestión de dinero, pero mientras que dedicarnos más al núcleo del negocio nos traerá más dinero, nada de lo que hagamos nos traerá más tiempo. Así que delegar es la solución, la queramos afrontar o no.

Los trámites administrativos y mercantiles o “El paraíso de Kafka”

Los trámites administrativos, especialmente, consumen mucho tiempo y, en mi opinión personal, también se llevan un poco del alma del emprendedor. Por eso delegarlos tiene múltiples beneficios:

  • Menos errores al estar hechos por expertos.
  • Menos tiempo ocupándonos de esas cosas.
  • Menos gasto de energía y preocupación.
  • Más capacidad de centrarnos en lo que debemos: mejorar el producto y hacer Marketing.

Tenga en cuenta esto, si no sabe lo que está haciendo y debe aprender trámites, requisitos y modelos, empleará horas y horas en lo que un experto puede hacer en minutos. Además es algo de lo que estar pendiente, pues la legislación cambia más de lo que debería. Al final, lo peor de todo es que hacer esas cosas te deja tan agotado que, aunque te quede tiempo para trabajar en lo que debes, ya no estás en condiciones de hacerlo. Y así vamos, dejando lo importante sin hacer y atrapados en cosas que tendríamos que delegar en expertos.

Especialmente en España, donde trámites y requisitos parecen un cuento de Kafka, esta necesidad de delegar es mayor que nunca.

El falso ahorro

Muchos emprendedores entienden esto y, aún así, no lo hacen. ¿Por qué? Porque ”cuesta dinero” y necesitan ahorrar.

Pues bien, no es así, porque lo que les cuesta dinero de verdad es seguir intentando hacerlo ellos mismos. Emplean horas y horas en trabajos que no traerán un solo cliente, sólo roban tiempo y energía. Si facturaran ese tiempo a un cliente, le cobrarían muchísimo más de lo que costaría una asesoría. Pero no ven con perspectiva, no aprecian las cosas como las hace un emprendedor de verdad, que valora su tiempo y es capaz de ver los costes y beneficios reales.

¿Queremos más tiempo? ¿Queremos ser como los mejores? Empecemos a hacer lo mismo que ellos.

Los profesionales se juntan con otros profesionales y los mejores en su campo con los que son los mejores en otros campos necesarios. Y así, haciendo menos conseguiremos más e invirtiendo dinero en una asesoría, ahorraremos.

Y el verdadero emprendedor entiende bien esa frase.

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