¿Es necesario un plan de empresa?

Recientemente en Microsiervos daban fe de esta frase. Tenemos un plan estratégico. Se llama "hacer cosas". Lo dijo Herb Kelleher, fundador de Southwest Airlines. ¿No es ese acaso el mejor plan de empresa posible?

Hace tiempo en un artículo citaban un estudio de una escuela de negocios (no recuerdo ahora cuál, lo siento) donde se analizaba cómo les había ido a sus alumnos que habían montado su propia empresa tras terminar los estudios. Querían ver la diferencia entre aquellos que habían desarrollado y poseían un plan de empresa, trabajado y concreto, y los que no lo tenían. El resultado fue sorprendente hasta para los propios promotores del estudio.

La conclusión era que tener plan de negocio no era un elemento determinante a la hora de ver quienes habían llegado a sus objetivos y quienes se habían quedado por el camino teniendo que cerrar.

¿Entonces no sirve el plan de empresa? ¿Todo eso que repiten hasta la saciedad los libros, los seminarios caros, la formación empresarial… es en el fondo una pérdida de tiempo? ¿Tiene razón Herb Kelleher?

La experiencia propia es que es cierto que empresas que se han visto que tenían impecables planes definidos han acabado teniendo que abandonar o pasando tiempos duros y que otros sin un plan concreto o uno no demasiado trabajado han llegado a sus objetivos. El problema es que realmente no se puede extraer una conclusión, porque lo contrario también es cierto, muchas empresas sin un plan acababan tirando la toalla y quienes lo tenían alcanzaban lo que se proponían.

Por eso es muy posible que llegue el momento de echar un vistazo crítico al tema de los planes de negocio y mirar un poco más allá del consejo "Tener un plan de negocio es imprescindible" que parece un mandamiento escrito en la piedra y nos ponemos a ellos sin plantearnos muchos porqués.

Es probable que, dada la cantidad de emprendedores que leen esto, más de uno, que esté a medio pelearse con los engorrosos puntos de un plan de negocio, esté pensando "Lo sabía, esto no sirve más que para marear y perder tiempo, mejor lo dejo y me pongo a trabajar de verdad en hacer cosas".

La cuestión es, tener un plan de negocio es algo que, por sí mismo, no sirve de nada, por lo que realmente plantearse si tener un plan de negocio es un elemento importante no es algo relevante. Es como plantearse si el mero hecho de tener tal o cual software instalado en el ordenador influye en los objetivos. Porque ambas cosas son herramientas, sólo herramientas. Si se carece de las habilidades para manejarlas y extraerles provecho (y si no se usan para nada) van a ser sólo un bonito trofeo almacenado en la estantería o instalado en el ordenador, pero que no va a ayudar un ápice a cumplir nuestros objetivos.

Hoy día el emprendedor, cuando va a un organismo público a que le asesoren, a una consultoría privada buscando guía o investiga por Internet lo primero que surge es "¿Tienes un plan de empresa? Si no lo tienes, hazlo" y muchas veces se va a casa con un modelo de varios puntos y una necesidad de rellenar datos, apartados y temas sobre los que no entiende muy bien, los completa como mejor puede, termina ese obstáculo previo cuanto antes y luego se pone a "trabajar de verdad".

La cuestión es, si uno hace el plan "porque es algo que hay que hacer", sin plantearse por qué, viéndolo como una especie de requisito previo antes de empezar y luego ya no lo usa nunca, no lo revisa y de hecho no lo ha comprendido realmente, entonces sí, esa empresa tiene un plan de negocio, pero no tiene lo necesario para cumplir sus objetivos.

Herb Kelleher puede que no tenga un plan estratégico en su estantería pero sí tiene claros sus objetivos, sí tiene clara su identidad, sí tiene clara su manera de actuar y sí tiene claras las acciones que va a desarrollar y la gente en la que confía para los distintos aspectos críticos de su empresa (como Marketing, Recursos Humanos, etc.) que tenga eso en su cabeza, en notas sueltas o en un plan de negocio ordenado por puntos no es lo relevante, lo relevante es que posee y utiliza las habilidades y estrategias que tiene una empresa que cumple objetivos.

Si uno conoce, pone en práctica y trabaja las habilidades estratégicas que ayudan a llevar lejos a una empresa, entonces tener o no tener un plan de negocio da realmente igual porque no es lo que importa.

¿Entonces qué hago con el tema del plan?

La gran cualidad de un buen plan de negocio es que "toca" y obliga a trabajar los puntos fundamentales de las estrategias y habilidades necesarias para llevar nuestra empresa a buen puerto, si uno se pone a realizar un buen plan se obliga a pensar sobre esos temas, se obliga a practicar en poner objetivos, en detallar los modos de actuar, en discurrir sobre el marketing a emplear. Si uno se lo toma en serio y está dispuesto a que su plan de negocio sea el mapa del camino en su empresa, entonces un plan de negocio es lo mejor que puede hacer.

Pero si hacer un plan de negocio es algo que nos causa dolor de cabeza, es un fastidio interminable y se realiza sin entender las distintas partes y trabajándolas a la ligera con el único objetivo de "acabar cuanto antes", entonces el plan de negocio no nos va a producir otro efecto más que el de perder el tiempo y el tiempo es sin duda nuestro activo más valioso.

Si esa es nuestra situación puede ser por dos cosas.

  • Una es porque no somos conscientes de que gestionar una empresa requiere trabajar habilidades y estrategias clave y por eso no nos parece relevante trabajar en un plan de empresa, entonces mejor que insistir en un plan que no va a ninguna parte es ponernos a aprender y conocer qué tienen en común las empresas que alcanzan sus objetivos.
  • La otra razón es que efectivamente somos conscientes de lo que es importante para llevar una empresa pero otra forma de trabajarlas es la más adecuada en nuestro caso. Entonces mejor buscamos qué forma se adapta a nosotros, esa es probablemente la situación de Herb Kelleher, que tiene lo que hace falta pero no cree necesario encorsetarse ciegamente en un plan estratégico sólo porque todo el mundo lo diga cuando él ha visto que le va bien de otra manera.

Una de las cosas más ciertas que hay es que las reglas sólo las rompe con éxito quien primero las ha conocido y trabajado durante mucho tiempo. Picasso no empezó a pintar cuadros con figuras abstractas sin conocer y dominar de manera excelente lo básico en el arte figurativo.

Ese que conoce lo básico y lo importante puede crear con éxito su propio camino. Pero quien no conoce ni trabaja las claves fundamentales y decide además romper con todo y no atenerse a lo que para otros funciona, no suele llegar muy lejos.

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