¿En qué consiste realmente una auditoría y quién la realiza?

auditoria

Una auditoría es una revisión de la contabilidad de una sociedad por parte de un experto contable, con el objetivo de acreditar la razonabilidad de la veracidad y la fiabilidad de su contenido frente a terceros.

Pues bien, el tipo más habitual de auditoría es la que se hace, de forma obligatoria, sobre las cuentas anuales de la sociedad, y que concluye después de la revisión por parte de los auditores con un informe que se pronuncia sobre dichas cuentas, recogiendo la imagen fiel de la sociedad razonablemente.

¿Para qué sirve una auditoría?

De forma contraria a lo que se puede pensar, el fin de la auditoría no es detectar fraudes (si bien estos se pueden reflejar durante el trabajo), sino proporcionar a los agentes sociales información acerca de la corrección de la información contable que está publicando la entidad revisada. Estos auditores Madrid pueden darte más información al respecto.

Un informe de auditoría válido debe ir firmado por un experto independiente, inscrito en el Registro Oficial de Auditores de Cuentas (ROAC) del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC).

¿Qué hace falta para ser auditor?

No cualquier persona puede trabajar como auditor, ya que además de tener una titulación universitaria previa, habrá que superar unas pruebas teóricas y prácticas bastante duras sobre contabilidad, economía y Derecho para poder inscribirse en el ROAC. También es necesario certificar que se cuenta con experiencia profesional mínima de tres años en una firma o despacho de auditoría.

El auditor no trabaja solo, sino que cuenta con un equipo de profesionales cualificados que realiza el trabajo de campo siguiendo la normativa vigente en cada momento. Así es como se trabaja en los mejores despachos de auditoría, como AOB Auditores.

¿Cuándo se debe realizar una auditoría?

Al margen de los parámetros establecidos en la legislación mercantil, que llevan a la necesidad de auditar las cuentas de forma obligatoria, hay otros motivos para auditar las cuentas de una empresa.

Así pues, las auditorías pueden ser voluntarias, en busca básicamente de transparencia o fiabilidad, o por otras razones fijadas por la ley. Este último es el caso de las entidades cotizadas, sociedades de intermediación financiera, compañías emisoras de oferta pública, ciertas ramas de seguros y las empresas que reciban subvenciones o ayudas o contratos públicos que superen la cantidad de 600.000 euros. Es también necesario realizar una auditoría cuando se vayan a realizar determinadas operaciones societarias (operaciones acordeón, fusiones, etc.).

Hay que tener en cuenta que el auditor va a exigir a la empresa siempre la máxima colaboración, y durante al menos unas semanas, necesitará una estrecha colaboración por parte del departamento contable administrativo. A lo que hay que añadir que, a fin de contrastarla con las cuentas, solicitará la información sobre la compañía y sus saldos contables a asesores, bancos, acreedores y clientes.

En el caso de aquellas sociedades anónimas o limitadas que no están obligadas a auditarse, los socios con una participación de más del 5% pueden solicitar al Registro Mercantil de su provincia la realización de una auditoría. De esta forma conseguirán máxima transparencia y fiabilidad acerca de su inversión.

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