Cómo crear un hábito positivo que perdure y cuánto tiempo requiere formarlo, según la ciencia

El talento es un mito. Lo que importa es la práctica constante, centrarse en el proceso y repetir cada día los fundamentos. Una y otra vez. Eso es tan cierto para los negocios como para cualquier otra faceta.

El estadio ideal es repetir hasta crear un hábito, similar al de lavarse los dientes. Todos los mejores tienen esos hábitos y rutinas, sin excepción. Lees sobre sus vidas y ese es el elemento común en todos los genios. Son esos genios, y emprendedores de éxito, por sus hábitos.

Sé que no tiene glamour, que es mejor pensar que Steve Jobs tenía un talento especial para encandilar, cuando en realidad ensañaba durante semanas sus presentaciones, atando detalles hasta que pareciera una operación militar. Los verdaderos secretos se esconden detrás de esas cosas tan poco remarcables, por eso muchos los ignoran y corren a que les timen con otra bala de plata.

Es en serio, todo el que ha obtenido algo, es debido a esto: al hábito. Por eso vamos a ver qué funciona para conseguir crear unos positivos.

Recuerdo leer hace tiempo la historia de Trent Dyrsmid. Le contrataron como broker en un banco canadiense en el 93. Tenía apenas 23 años, trabajaba en un banco pequeño y en un contexto desfavorable. Sin embargo, tuvo un enorme éxito y amplió su cartera de clientes exponencialmente, debido a un hábito al que se adscribió, cada día y sin descanso.

Gracias a él, en 18 meses sus cuentas comerciales sumaban 5 millones de dólares en activos. Poco después le ficharon en otra compañía por un sueldo tres veces superior.

Y vamos a ver cómo lo hizo, porque la misma táctica para crear ese hábito la podemos usar nosotros para lo que deseemos.

El secreto del jarro de clips

En su mesa, Dyrsmid tenía dos jarros. Uno estaba lleno con 120 clips. El otro estaba vacío. Y esto es lo que hacía:

«Cada mañana empezaba con 120 clips en un jarro y no paraba de llamar hasta que había puesto esos clips en el otro jarro».

Cada vez que hacía una llamada, sin importar el resultado, movía un clip de un jarro a otro. Y así consiguió su éxito, con 120 llamadas diarias a posibles clientes, sin excusas.

El resultado, ya lo hemos visto.

Cuánto tarda un hábito en formarse (realmente)

Circula por ahí el mito de los 21 días, que dice que si repites durante 21 días algo, ya se convierte en hábito. Cuando la ciencia se puso a ver si era verdad, lo cierto es que resultó un mito. Hace falta mucho más tiempo de media para formar un hábito.

También se descubrió que era muy variable según la persona. Algunos, más disciplinados, requerían sólo un mes de repetición diaria para forjar dicho hábito. Otros, hasta tres meses. La media real es de unos 66 días de acuerdo a los estudios, pero es cierto que hay grandes desviaciones de unas personas a otras.

Sea como sea, hay que perseverar y ahí es donde falla la mayoría, en el día a día. Para ayudarnos, podemos seguir la táctica de Dyrsmid.

Lo primero en la mañana y las pistas visuales

Según Dyrsmid, llegaba a las ocho de la mañana y se ponía a llamar. Al contrario que sus colegas, eso era lo primero que hacía. Nunca leía las cotizaciones, ni los periódicos, ni los análisis de los expertos. Si había noticias importantes, ya se enteraría de todos modos.

Para adherirse a un hábito, son muy importantes las pistas visuales. Hay un proverbio en inglés: «out of sight, out of mind». Traducido vendría a ser: «si no lo ves, no lo piensas». Así que tenemos que tener un recordatorio visual del hábito

Cuando tenemos la pista visual, se nos dispara el gatillo de realizar la acción. En el caso de Dyrsmid, la jarra de los clips es una buena opción.

Si el hábito que deseamos consiste en repetir un determinado número de veces una acción, copie ese sistema.

No romper la cadena de Seinfeld

Otro de los métodos más famosos de productividad lo especificaba el cómico Seinfeld. Cuando se trata de hacer algo un determinado número de días, es de lo que mejor funciona. Consiste en tener siempre a la vista un calendario y, cuando hayamos hecho ese día lo que deseamos forjar como hábito, tachamos dicho día en el calendario con una X. Cuando llevemos unos pocos días empezaremos a tener una cadena de X. La cuestión es no romper la cadena bajo ningún concepto.

En este caso el calendario actúa como pista visual y la necesidad humana de cerrar círculos y no dejar cosas a medias, actúa como motivador. Como con los clips.

Si busca en su tienda móvil, hay muchas aplicaciones estilo don’t break the chain para instalarse. Yo he usado con éxito alguna, siempre que tuviera en la pantalla inicial de mi teléfono el recordatorio o pista visual. En cuanto lo movía a una pantalla secundaria, me empezaba a olvidar fácilmente de los hábitos no formados aún, debido a la ausencia de pista visual.

Además, las pistas visuales sirven como indicador de progreso. Nuestro cerebro quiere recompensas, está hecho para desearlas y para premiarnos con bienestar si las obtenemos. Por eso las pistas visuales, como ir pasando clips o tachando días nos refuerzan.

Sin las pistas visuales, es fácil perder el norte y que nuestra cabeza quede conquistada por las mil cosas (insignificantes) que reclaman nuestra atención todo el rato.

Ese progreso visual es una recompensa a corto plazo, psicológica, que nos incita a seguir con el hábito, hasta que se hace automático cuando lo hemos repetido suficiente.

Use esta clase de táctica y verá cómo persevera cada día hasta conseguir forjar el hábito deseado y no necesitar ya la pista visual.

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