En el marketing de contenidos, como en cualquier otro tipo de marketing o incluso de actividad, empezar por los errores es la mejor manera de empezar.
Me encuentro repitiendo eso demasiado a menudo, porque muchos quieren correr más en algo, como conseguir más resultados en su marketing, y lo que hacen es forzar la máquina y poner la caldera al rojo, cuando simplemente podrían ir más rápido dejando caer el saco de piedras de errores pesados que cargan a la espalda.
Por eso, con mis clientes, lo primero que hago la mayoría de las veces es ver los errores habituales que están cometiendo para dejar de hacerlo, así como intentar evitar por todos los medios esos otros errores que son tan comunes, que se repiten una y otra vez.
Y a la hora de realizar un marketing de contenidos, estos son los 10 errores más graves que impiden que se obtenga un resultado decente resumidos en esta infografía, y detallados a fondo más abajo.
Índice de contenido
1. No hay una estrategia de Marketing de contenidos
Tener un montón de contenido sin más, y generar otro tanto, no hacen un marketing de contenidos porque, simplemente, no hay una estrategia enfocada.
En marketing de contenidos, crear sin dirección, sin optimizar para ciertos temas y conceptos, es la personificación de confundir el movimiento con acción y caminar con avanzar.
Si yo tengo una barca de remos, y cada remo navega en una dirección, la barca no se mueve.
O peor, avanza hacia un sitio, luego vuelve atrás, nos cansamos, nos esforzamos y seguimos en medio del agua sin llegar a ninguna parte. Si no hay una estrategia clara, no sirve de mucho ir generando artículos, contenidos y vídeos.
2. Los objetivos son irrealizables
Hay quien piensa: «Está bien, tengamos una estrategia de marketing de contenidos». Y el primer paso necesario de cualquier estrategia es poner objetivos.
Acto seguido, se ponen objetivos irrealizables.
Una buena parte entiende que, hoy día, sin un contenido valioso, Google no te va a hacer visible en sus resultados de búsqueda. Y es verdad. Pero ponerse como objetivo ser el número 1, siendo emprendedores solitarios y en un nicho dominado por empresas asentadas desde hace mucho tiempo, es algo irrealizable.
Hemos de poner objetivos sensatos y no meternos en peleas de nichos o conceptos muy dominados por grandes competidores.
Y si eso se da porque no hay otro remedio, no es cuestión de bajar los brazos, hay estrategias que funcionan y hemos de usarlas, pero debemos centrarnos en conceptos más restringidos, en hablar de lo que los competidores no hablan y en enfocarnos en la llamada «larga cola».
3. No publicitar el contenido
Este error consiste en olvidar que, en el marketing de contenidos, como en toda clase de marketing, lo más importante son las relaciones. Con lo que hemos de cultivarlas para que, cuando generemos un contenido nuevo dentro de nuestra estrategia de Marketing, tengamos a quién decírselo: a nuestras redes sociales, nuestros contactos y aliados y, por supuesto, a nuestra lista.
Porque tenemos una lista, ¿verdad?
Pensar que si uno escribe algo, la gente vendrá por sí sola, es la misma mentalidad que muchos emprendedores tienen sobre que basta hacer un producto bueno para que la gente lo encuentre y compre. Y no hay nada más común que los productos excelentes que murieron porque nadie supo que existían.
Esos tiempos de construir y dejar que vengan ya pasaron hace mucho, para el producto y para el Marketing.
Hoy día todo está saturado y lleno de ruido, por eso hacen falta amigos y relaciones entre los que correr la voz. He aquí unos consejos adicionales sobre cómo conseguir que tu público comparta tus contenidos.
Generar contenido y sentarnos a esperar implica morir sentados.
4. No centrarse en lo que se está buscando
No enfocarse en los términos adecuados a la hora de hacer marketing de contenidos hará que nadie nos visite.
De nada sirven mil artículos muy útiles sobre cosas que nadie está buscando. Lo siento por todo el trabajo duro que a veces implica generar esos contenidos, pero es la realidad del marketing.
Para empezar, y como en todo negocio, importa muchísimo el mercado que elijas.
Para seguir, importa qué están buscando y cómo lo expresan los clientes, para contarlo en sus términos y expresarnos como ellos, porque así lo buscarán y así nos encontrarán. Están muy bien los avances en semántica que hacen que Google y otros buscadores aprendan que muchos conceptos son equivalentes y relacionados, pero ponérnoslo difícil cuando podemos hacerlo fácil no tiene demasiado sentido, en mi opinión.
5. Escatimar en calidad
Se paga por mal por generar contenido cuando este se delega. La escritura, por ejemplo, está tristemente devaluada como arte. Se piensa que todo el mundo sabe escribir y que vale cualquier cosa.
Muchas empresas intentan abaratar por ahí y compran 500 palabras a plataformas de contenido, 500 palabras que están hechas por alguien no experto que ha recibido a cambio unos 2 o 3 euros por eso. Sí no es broma, pero eso no es (casi) lo peor de todo.
Lo peor es que esas empresas esperan que ese contenido se vuelva viral y les suba a la cima de Google. Cuando obviamente no lo hace, bajan los brazos y alegan que «el marketing de contenidos no funciona», o alguna excusa similar. A ellos no, claro, hecho de esa manera desde luego que no.
Es triste que en los negocios y el marketing nos falte tanta empatía, muchos carecen de un mínimo de perspectiva para entender que algo así es imposible.
De hecho, basta con pararse a pensar unos segundos para entender que con contenido sin valor no vas a ningún lado, pero supongo que con tanto ruido y spam, hemos perdido el norte en algún punto del camino del marketing.
6. Enfocarse en el corto plazo
Es el signo de los tiempos, se quiere todo ya. Fama instantánea, éxito de la noche al día. En esos casos, siempre recuerdo las palabras de un directivo de Facebook cuando le preguntaron qué opinaba del éxito de repentino de su empresa. Contestó algo que habría que tener grabado:
«Si por éxito repentino entiendes seis años de trabajo duro en la sombra…».
El éxito instantáneo es mentira, y el marketing de contenidos, que usamos principalmente para hacernos visibles, mostrar autoridad y pre-vender persuadiendo de nuestro valor y calidad, es una maratón. Pude ser larga, pero los premios merecen mucho más que la pena.
Enfocarlo de cualquier otra manera es ir corriendo al fracaso.
7. No esforzarse lo suficiente
Conectado con lo anterior, lo más parecido al «Grial» en marketing serían los clientes gratis. Y Google puede dar eso, por eso la pelea por los primeros puestos en todo es dura y se vuelcan miles y miles de euros.
Y sin embargo, siendo lo más valioso del marketing, hay quien espera conseguirlo sin mucho esfuerzo, como si no hubiera otros más grandes, más preparados, con más tiempo invertido, en el campo de juego.
Se quieren las cosas, no sólo rápido, sino también sin hacer mucho. Por eso no es raro que triunfen los libros de autoayuda en los que se prometen Ferraris con sólo pensarlos, porque así se atraerán o alguna tontería similar. Es un pensamiento mágico que vende libros de ese tipo y engendra fracasos.
La gente entra en un negocio o nicho, y abandona pronto si no ven resultados inmediatos, porque las cosas cuestan esfuerzo.
Eso lo saben los mejores, que también saben que, realmente, sólo compiten contra el 10% de sus competidores, los que entienden el esfuerzo y el tiempo que hace falta, pues el 90% restante, abandona enseguida.
7. No incluir llamadas a la acción
El marketing de contenidos no sólo sirve para ser visible en buscadores, sirve para vender y persuadir. Y sin embargo, nos solemos dejar una de las partes más importantes de la venta: la llamada a la acción.
¿Qué nos gustaría que hiciera el usuario a continuación, tras consumir nuestro contenido? Porque debemos decírselo y, si ha recibido suficiente valor, que es la siguiente clave, probablemente lo hará.
No asumamos nunca que el otro sabe lo que tiene que hacer. Eso ha dejado más ventas sobre la mesa que ninguna otra cosa.
¿Quiere que le compren, le llamen, se suscriban a su lista o lo que sea? Dígalo.
9. No dar valor masivo
Y me refiero a realmente masivo. Hoy día ya no vale cualquier cosa. El usuario quedará persuadido si percibe que le hemos dado algo. El principio de persuasión de la reciprocidad es poderoso, y debemos usarlo en nuestro marketing de contenidos.
Hablar de nosotros y hacer autobombo no es dar valor. Sé que somos el tema más interesante del mundo (nótese la ironía) pero eso es lo que piensan exactamente todos los demás, así que de eso tenemos que hablar: de ellos, sus problemas y las soluciones. Porque cuando alguien entra a Internet es a buscar información sobre lo que le interesa y cómo arreglar ese problema que le acucia.
Si no somos ese que lo hace en nuestro contenido, se irán con otro.
Sin embargo, el poder del ego es enorme. He visto agencias de marketing que han erigido monumentos a los listos que se creían, folletos que no paraban de hablar de lo buenos que eran en la empresa, los títulos y currículos. Y todo en magníficos materiales a todo color que no interesaron a nadie ni vendieron nunca nada. Pero hey, a veces ganaron un premio que, otros publicistas que no eran clientes, se daban entre sí.
El primer principio de persuasión que enseño a mis clientes es el enfoque al 100% en el otro. Es algo tan básico, pero tan poco practicado, que cuando lo hacen de manera consciente, y ven el poder que ejercen sobre el otro, cómo reacciona y cómo consiguen encantarlo, les cambia el paradigma.
El marketing de contenido sirve para persuadir y vender, no perdamos de nuevo el norte. Por eso, lo primero que debemos hacer es lo mismo que cuando estamos ante otra persona a la que queremos persuadir, porque en realidad estamos ante otra persona: hemos de estar estar 100% enfocados en el otro, lo que le preocupa, lo que le interesa.
Hemos de dar valor y, hoy día, no cualquier valor, sino uno masivo. Lejos quedaron también los tiempos en los que cualquier cosa bastaba.
10. No entretener
No importa lo experto que se sea, este es el gran error que veo por todas partes y del que casi nadie habla. El pequeño gran secreto que sólo conocen unos pocos.
La gente quiere valor y soluciones pero, sobre todo, quiere entretenerse, y más en esta época de constantes estímulos donde nuestra capacidad de atención es nula.
Yo puedo darte la solución perfecta para ese problema que tienes, que como lo haga de una manera abstrusa, usando palabras como abstrusa, y en grandes bloques de texto que agotan tu esfuerzo lector, no vas a aprender dicha solución.
No vas a pensar que soy el que buscas, porque no necesitas sólo valor, necesitas entretenerte, consumirlo, quedarte interesado.
Y sí, puede que haya un cierto fondo triste en todo esto, que hayamos llegado a un sitio que no es ideal con nuestra falta de atención y la constante necesidad de sobre estímulo, pero es la realidad y tenemos que jugar con las reglas de la realidad, no con las que nos gustarían.
Cómo aplicar esto nuestro marketing de contenidos
Volvamos sobre la infografía del principio, porque nuestra tarea es clara. Para empezar, usemos estos diez errores como la prueba del algodón de nuestro marketing de contenidos.
Vayamos uno a uno como si tacháramos en una lista de chequeo y veamos si estamos cometiendo alguno de estos errores.
Y si es así, esa es nuestra brújula para saber en qué tenemos que actuar y qué debemos corregir.