10 cosas que me hubiera gustado que me dijeran antes de ser emprendedor

A veces uno tiene la sensación de que aprende las cosas, o estas ocurren, en el momento adecuado, como si un extraño puzzle encajara de repente. Otras veces nuestra parte más pragmática piensa que no le hubiera venido mal saber de antemano ciertas cosas.

He aquí 10 de esas cosas que muy probablemente me hubiera gustado que me dijeran antes de ser emprendedor. Seguramente, como pasa casi siempre en estas situaciones, aunque me las hubieran repetido cien veces no habría servido de mucho, porque tienes que acabar aprendiéndolas en primera persona, metido de lleno en la situación.

No obstante aquí están.

1.- Lo que aprendiste trabajando no sirve.

Obviamente no me refiero a los conocimientos técnicos, ni a las habilidades a la hora de desarrollar el trabajo, sino a la mentalidad. A cómo enfocar las cosas en lo que se refiere a gestionar, invertir y mirar todo lo relacionado con tener una empresa.

Con mentalidad de trabajador y técnico no se llega muy lejos, porque la empresa y sus necesidades van mucho más allá de lo que simplemente es "hacer el trabajo al que te dedicas". Las claves que hacen crecer una iniciativa no las vives siendo trabajador ni te las suelen enseñar en ningún lado.

Aprender a mirar y pensar como un inversor y hacer del riesgo un compañero de camino (en vez de algo que evitar a toda costa) es un buen comienzo para empezar a adquirir esa mentalidad.

2.- Una empresa es como un niño pequeño y requerirá todo el esfuerzo posible y luego un poco más.

Al principio sobre todo es frágil, requiere el 110% del tiempo, "llora" en el momento más inoportuno y puede tenerte muchas noches en vela. Las iniciativas emprendedoras a tiempo parcial, tomar la empresa como un hobby, etc. no he visto que funcionen demasiado bien.

Ese hombre sonriente en la playa con su portátil y su refresco que a veces nos venden es obviamente un modelo publicitario y las historias de éxito de la noche a la mañana suelen ser para vender algo.

3.- Si te metes que sea para convertirte en el mejor en lo que haces.

Da igual ser pintor, contable, informático, asesor o periodista, si uno no se esfuerza cada día por perfeccionar lo que hace, aprender, no perder el filo y dominar su campo mejor que nadie, entonces es aconsejable no meterse.

Esforzarse cada día por ser un poco mejor ya supone una ventaja sobre el 90% de los competidores, y sobre todo, si te quedas parado y no te esfuerzas cada día por ser un poco mejor en lo que haces pronto te quedas atrás, preguntándote porque eligen a todos excepto a ti.

4. – Esto va de personas.

No va de productos solamente, ni de marketing, ni de procesos ni de inversionistas. Va de personas, porque detrás de todo siempre hay una. Quien entienda a las personas, cómo somos, cómo nos comportamos y qué anhelamos ya tiene un conocimiento muy útil para su etapa como emprendedor que ni el mejor experto en marketing, con todos sus masters a la espalda, va a superar.

Cada día que pasa me doy más cuenta de esto, y de cómo nos cegamos con otras cosas perdiendo la perspectiva de que ese cliente, aliado o socio es un ser humano, no un objetivo al que encasquetar una venta o un proyecto.
Igualmente la cifra de ingresos suele ser proporcional al grosor de la libreta de contactos, lo cual conecta con el siguiente párrafo.

5.- Solo no se puede.

Hacer la guerra por cuenta propia suele traer derrota. Aliados, amigos que no te hagan perder la perspectiva, gente que encuentras por el camino, clientes (incluido ese que nos ha parecido tan insufrible) proporcionan un aprendizaje y una ayuda vitales para llegar hasta nuestros objetivos.

Igualmente uno no puede acabar siendo un "hombre orquesta" y queriendo hacerlo todo, hay que aprender a delegar y confiar, algo que personalmente aún resulta difícil por carácter propio, pero necesario si quieres sobrevivir y hacer más.

6.- El Marketing es FUN-DA-MEN-TAL.

Nunca ha habido tantas ofertas, tantos productos luchando por nuestra atención y sobre todo tanto ruido y hartazgo por parte de los clientes.

Por eso es necesario no sólo hacer algo bien, sino saber transmitirlo y extenderlo, llegar hasta quien pueda estar interesado y saber comunicarlo de manera eficaz, eso es el Marketing y es fundamental porque no hay nada más común que excelentes productos que se han ahogado en la oscuridad del almacén.

7.- Todo es una cuestión de valor.

Es cierto que lo último que le hace falta es que alguien más intente vender algo nuevo, pero nunca sobra el que aporte algo de verdadero valor, algo diferente, algo destacable que conecte con los anhelos y deseos. Para quien ofrezca algo verdaderamente valioso (y haya entendido el punto anterior) siempre habrá un sitio.

El problema es que lo que se ofrece, muchas veces, no es más que lo mismo que el de al lado, a un precio similar al de al lado y expresado casi con idénticas palabras. Si estamos ahí y no nos esforzamos por plantearnos qué podemos dar de valor más allá de lo habitual, estamos atrapados.

8.- Prepárate para afrontar tus miedos.

En realidad esto está un poco mal expresado porque uno nunca está preparado para enfrentarse a sus temores, es una espera inútil. Nadie quiere perder pero si uno es emprendedor tiene que afrontar que le va a ocurrir en muchas ocasiones. Nadie quiere fracasar pero es parte fundamental de ser emprendedor el que no des en el clavo (muchas veces a menudo). Nadie quiere vivir con la incertidumbre, pero desde el día 1 que tienes una iniciativa propia dicha incertidumbre se casa contigo.

Ser emprendedor implica tener de compañero de camino todo eso que nos pasamos la vida evitando…

9.- El dinero no es lo fundamental.

Un porcentaje de los que hayan leído esta frase pensará que es una obviedad, otros que una tontería, que es lo que se repite siempre, etc. etc. Quien ha sido emprendedor suficiente tiempo, y especialmente aquellos que tienen una iniciativa basada en algo que les apasiona comprenden bien esta frase.

Esta es de esas cosas que uno sólo puede aprender por sí mismo, en el lugar y tiempo adecuados.

10.- Compensa.

Aunque el día de mañana tuviera que dedicarme a otra cosa por el motivo que fuera, lo que he aprendido como emprendedor es increíble, está a años luz de cualquier formación que me ha dado la universidad, un trabajo "normal" de economista o la mejor de las consultoras.

Tener una iniciativa propia es subirse en una montaña rusa y olvidarse de cinturones de seguridad, hay días terribles, comienzos duros y también victorias incomparables o satisfacciones enormes.

Pero la moraleja es que el viaje compensa.
 

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