Cómo ser rentable en 24 horas

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Voy a comentar uno de mis casos de estudio favoritos, cómo una empresa consiguió ser rentable en apenas 24 horas.

DodoCase se especializa en realizar fundas para Ipad. Durante la creación de su primer producto decidieron hacer un sencillo plan de Marketing, con un objetivo claro y unas acciones perfectamente detalladas.

Para empezar tenían un producto sobresaliente, sus fundas artesanales convierten el Ipad en un libro precioso, un objeto de arte. Es importante comprender que todo Marketing comienza siempre con un producto superior, porque toda la promoción del mundo no va a poder arreglar un producto mediocre.

Después, viendo que apenas tenían presupuesto de Marketing, se propusieron una estrategia arriesgada. Imprimieron una serie de folletos muy sencillos y contrataron a unas pocas personas para repartirlos.

24 horas después estaban literalmente inundados de pedidos y su empresa facturó mas de lo que esperaban para ese año.

El secreto del éxito repentino

¿El secreto? Que esos folletos fueron repartidos en las colas de lanzamiento del primer Ipad, la noche anterior a dicho lanzamiento.

Lo consiguieron con muy poca inversión monetaria, una buena idea y, sobre todo, con pocas acciones muy bien planificadas y ejecutadas, ya que el «timing», como se dice en esto del Marketing, era crucial.

Y es que este es un perfecto ejemplo de que el plan de Marketing no tiene que ser complicado, pero tiene que ser.

No se pueden dejar las cosas de un negocio a la esperanza, ni a la improvisación, porque gran parte del éxito viene de la preparación y la actuación en el momento adecuado.

El problema es que muchos emprendedores no planifican su Marketing, como mucho realizan acciones esporádicas y aisladas, sin un objetivo claro y sólo cuando la necesidad aprieta.

Y eso es empezar a construir el tejado de la casa cuando ya está lloviendo.

Cuando les preguntas por qué no planificaron antes, la respuesta es la misma una y otra vez:

«Planificar es complicado, me pongo con un modelo de plan de marketing o negocio y lo dejo a medio». O bien: «tengo demasiado trabajo, casi nunca lo termino y, cuando lo consigo, luego se queda en un cajón sin ejecutar».

Y es cierto, es algo que he visto una y otra vez en mi experiencia, pero eso no significa que planificar no sirva de nada, sino que la manera habitual de planificar es inservible. Está hecha para la teoría, para empresas muy grandes, por gente que no ha tenido contacto real con el día a día de un pequeño emprendedor.

El plan de Marketing de Dodocase para esos días no fue «de libro», no siguió un modelo estricto que se entretuvo en cosas como segmentaciones, análisis sesudos, palabras extrañas o tomos de teoría.

Puso un objetivo concreto que sobrepasó, decidió una estrategia para llegar a ese objetivo, dejó claras unas acciones y las ejecutó de manera decidida.

Y sin ser el típico plan de marketing relleno de páginas inútiles, ¿quién puede decir que fue un mal plan? Nadie. Porque un plan es sólo un medio para conseguir los objetivos y si se consiguen, está bien. Pero muchas veces el Plan de Marketing se ha convertido en un objeto enamorado de sí mismo e inservible.

Es necesario quitarnos ese peso habitual a la hora de planificar, es necesario desterrar el mito de que tiene que ser complicado o costoso.

Hemos de tener un plan para nuestro Marketing, pero este caso de estudio nos muestra que no es necesario que sea complicado, ni un lastre y no tiene que quitarnos mucho tiempo de trabajo para acabar luego en un cajón, una vez terminado. Esas cosas son señal de un mal plan.

Principales lecciones de este caso de éxito

  • Hay que tener un plan. La esperanza y la improvisación constante no son buenas estrategias de negocio.

En el caso de Dodocase, uno puede pensar que fue un golpe de suerte, algo que no es aplicable al resto de casos. Pero la realidad es que fue algo premeditado, pensado y planificado con eficiencia militar.

No tiene que ser un plan complicado, al contrario, deshagámonos del mito de que para ser bueno debe ser complejo o extenso, pero hay que tener un plan. Y no es difícil hacerlo.

Y por favor, no empecemos a poner el tejado de la casa con las primeras lluvias, empecemos antes.

  • Hay que tener claros los objetivos, la estrategia (el camino para llegar a esos objetivos) y las acciones concretas y…
  • Todo está en la ejecución de las acciones.

La acción es lo que marca la diferencia, el plan debe estar centrado en ella y hemos de aspirar a una ejecución impecable y rápida, «sin piedad» ni retrasos. En el caso de Dodocase todo se planificó para que estuviera a punto en el momento adecuado, unas horas después y la idea genial no habría servido para nada.

Nunca habrá una ejecución impecable, ya se lo anticipo, porque las cosas no son limpias ni perfectas en el mundo real, pero hemos de aspirar a ello, porque así habrá menos inconvenientes.

Hay mil cosas más que surgirán y no esperábamos. Cuanto más sencillo sea el plan, más flexible resultará y menos cosas podrán fallar.

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