Por qué lo que se enseña sobre motivación está equivocado

como conseguir poder

A la hora de emprender, la motivación es importante. ¿Problema? Casi todo lo que se enseña sobre el tema está equivocado.

La manera tradicional de entender y explicar el tema es: Has de estar motivado para hacer algo.

Lo cual es un error de base.

Cuando el tema se estudia de manera seria, sin mitos, ni frases hechas que simplemente suenan bien, ocurre que es justo al revés.

Cuando haces algo, la motivación nace.

No hay dilema del huevo y la gallina aquí. La verdadera motivación, la que perdura, la de los que realmente consiguen llevar a cabo sus proyectos, y la de los emprendedores de éxito, está basada en un principio fundamental:

El éxito genera éxito.

¿Cómo está alguien realmente motivado? Cuando ha tenido éxito tangible en algo.

¿Cuándo te desmotivas? Cuando no percibes que lo que haces tiene algún resultado.

Esa es la realidad, o tenemos alguna sensación real de logro, o acabaremos desmotivados. Y no importan las visualizaciones o lo que digamos ante el espejo.

Y esa sensación de logro se consigue haciendo cosas y terminándolas.

Es decir, que para sentirnos motivados, tenemos que actuar.

Para los estudios que corroboran todo esto, recomiendo el excelente libro de James Haden, The motivation myth. En sus primeras 120 páginas aproximadamente, está expuesto de manera magistral y demostrada, así que no merece la pena repetir aquí lo que pone allí.

Cómo aplicar el principio de la verdadera motivación

Lo que me interesa aquí es lo práctico.

Y lo práctico se basa en dos cosas.

La primera es dejar de creer en fantasías que suenan bien. Todos esos motivadores, coaches y similares, que han crecido de un tiempo a esta parte al calor del emprendimiento, son inútiles.

Sus estrategias no funcionan más que para vender sus sistemas inservibles.

De un tiempo a esta parte también se ha creado una noción romántica de emprender que es muy peligrosa.

Emprender es algo serio y difícil. Algo a largo plazo, una inversión con riesgo que, si nos atenemos a las cifras, sale mal muchas más veces de lo que sale bien.

Pero inflamados con las nociones de la pasión, la libertad y las ideas que nos venden, muchos se ven tentados de probar con la esperanza de hacerse rico y además hacer realidad su fantasía de trabajar con un portátil al borde de la playa.

Al portátil le sienta muy mal la arena y ese es el preludio del fracaso.

Estás en una maratón y una maratón no se hace en poco tiempo.

Así que se abandona a las primeras de cambio por parte de estos emprendedores con nociones falsas, que se han lanzado al calor de una motivación también falsa.

Porque ese fuego emocional que sientes cuando sales de ese fin de semana de retiro con el coach, o tras escucharle decir obviedades en una conferencia, se disipa enseguida y no tiene raíces.

Todos conocemos la canción, en nosotros mismos o en otros.

Salimos falsamente motivados, pensamos que esta vez sí, que mañana nos ponemos (o mejor, ya el lunes nos ponemos) y haremos realidad nuestros sueños y otras tantas frases sobadas que se usan para una motivación que, al no tener raíces en lo que funciona de verdad, se va volando con el primer viento en contra.

La segunda implicación práctica es más sibilina.

Partiendo de la premisa de que la acción es la que genera motivación, gracias a esa sensación de logro, ¿cómo podemos actuar si no nos vemos inclinados a hacerlo en primer lugar?

El remedio para la falta de acción

Para empezar, hemos de ser verdaderos adultos. Ser conscientes de que solo la acción masiva nos salvará y nos llevará a donde queremos.

Para seguir, hemos de ser tácticos a la hora de actuar.

Por eso, la recomendación principal a la hora de actuar es dividir eso que tenemos que hacer en partes tan pequeñas, que sea casi imposible no terminar una tarea en 5 minutos. Así aprovecharemos una primera sensación de logro, de éxito realizando cosas. Eso nos motivará a seguir por ese camino y hacer otra de las diminutas tareas en las que hemos dividido lo que tenemos que hacer.

Como vemos, no hay grandes ni complicadas estrategias, porque lo grande y complicado, simplemente, no funciona.

¿Tenemos un gran proyecto por delante?

Veamos cuál es el primer paso a dar y dividamos eso en acciones tan pequeñas, que sea imposible no realizarlas.

Y sí, la principal táctica es la misma que la que resulta más efectiva para vencer la procrastinación.

La importancia de la motivación adecuada

La principal frustración y desmotivación viene por ponerse objetivos erróneos.

Esos objetivos erróneos son aquellos que, para su consecución, dependen de otra persona y, por tanto, no podemos controlar.

Por ejemplo, que yo consiga tres ventas mañana es un objetivo mal planteado. ¿Por qué?

Porque ese resultado no depende de mí.

Es posible que lo haga todo bien y que, aún así, los clientes potenciales me digan que no.

¿Qué hacemos entonces?

Nos centramos en acciones y objetivos sobre los que tenemos control total: Realizar X llamadas, mandar X correos, enviar X propuestas.

Si tenemos un buen proceso de ventas, hemos de confiar en ese proceso y ejecutarlo (dividido en acciones pequeñas que nos den impulso y motivación real).

Al final del día, la sensación de logro ha de venir porque hemos hecho lo correcto.

Si hacemos lo correcto, si confiamos en el proceso y lo ejecutamos, los resultados llegarán.

Es hora de librarse de nociones dañinas, la de la motivación es una de ellas.

Y es que se ha demostrado que no es necesario estar motivado para actuar, el cauce natural es el contrario. Si actuamos, nacerá la motivación.

Así es como lo hacen los mejores.

Ellos actúan, incluso cuando empezar a hacerlo no apetece, incluso cuando todo está en contra.

Los más inteligentes usan la táctica que hemos visto aquí, se comen el elefante en trocitos muy pequeños, prácticamente insignificantes.

Y aprovechan ese círculo virtuoso de logro, esa sensación agradable al tachar la tarea y ese impulso que nos da para ejecutar otra, porque queremos más de esa sensación.

Y se van a casa con la sensación del trabajo hecho. Pocas hay más satisfactorias y, sobre todo, más motivadoras.

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