La lección más importante de productividad. Los 3 multiplicadores.

Si sólo va a leer un material sobre productividad de esta zona Premium, que sea éste. Contiene la lección más importante.

En productividad personal hay un error fundamental que se perpetúa todavía hoy, ese error es centrarse en la gestión del tiempo.

Muchos de los libros, materiales y seminarios sobre el tema empiezan de modo equivocado, al intentar construirse sobre eso.

El tiempo es uno de los recursos más difíciles de gestionar, pues no tenemos aprenas control sobre él. No podemos acelerarlo o enlentecerlo, no podemos sumar o restar. Usted, yo, Bill Gates y todos tenemos las mismas 24 horas y con eso hemos de jugar.

El problema se agrava cuando la mayoría de sistemas de productividad se basan en construir listas de tareas alrededor de ese mito, del tiempo y la posibilidad que tenemos de influenciarlo. Uno de los aprendizajes estos últimos años ha sido el hecho de que esa es la manera pésima de hacerlo. Afortunadamente sí hay un recurso sobre el que tenemos control, que podemos influenciar y modificar y que es el que determina cuánto trabajo hacemos y qué calidad va a tener.

Una vez lo entiendes, una hora deja de ser una hora de tiempo. Es el rato en el que puede que no avances nada o que termines lo que te siempre habías propuesto.

Vamos a ver aquí cuál es ese recurso que sí podemos gestionar, por qué funciona y cómo optimizarlo con los tres multiplicadores.

El recurso fundamental del que depende la productividad no es el tiempo, sino nuestra energía.

Eso es lo que podemos y debemos gestionar. En España especialmente, tenemos la mala costumbre de igualar horas empleadas a trabajo, y así nos pasa, que somos uno de los países que más horas trabaja y que menos productivo resulta.

Si nos paramos un momento a examinar nuestros días podemos ver que todo depende de la energía que tengamos. Nadie puede estar un montón de horas seguidas trabajando y, si lo está, la calidad del trabajo disminuye exponencialmente.

Examine con sinceridad sus jornadas de trabajo. Comprobará que, realmente, de las muchas horas que estamos trabajando, es posible que salgan muy pocas que sean realmente productivas. ¿El resto? Pues hay veces que, si las empleáramos tomando una cerveza con amigos, el resultado sería el mismo (o mejor).

Chris Bailey se dedicó, desde mayo de 2013 hasta mayo de 2014, a probar todos y cada uno de los métodos, técnicas y consejos sobre productividad. Sus experimentos fueron exhaustivos y obsesivos, pero eso es una suerte para nosotros, pues probó en carne propia qué funcionaba y qué no.

Cuando terminó su año de experimentación recogió una serie de lecciones básicas sobre lo que le funcionó y he aquí las tres maneras más efectivas de ser productivo.

Cito textualmente a Bailey:

«En el último año he experimentado integrando incontables hábitos y técnicas de productividad en mi vida, pero al final del día, las tres técnicas que mejor funcionaron fueron:

  • Comer bien.
  • Dormir suficiente.
  • Ejercitarme.

Estos tres consejos han sido repetidos tanto que casi han perdido su significado. Siendo alguien que ha experimentado con cientos de técnicas para gestionar mi tiempo, energía y atención en la última década, nada ha sido más productivo que comer bien, dormir lo suficiente y ejercitarme».

La cuestión es ésta, esas tres técnicas son las que determinan que tengamos energía o no. Esas tres son las que nos permiten llenar el depósito. No me importa que pase siete horas ante el ordenador, si no tiene combustible en ese depósito, no adelantará ni un milímetro su proyecto.

Yo también caí en la trampa de ignorar los consejos de siempre, me iba detrás de la nueva técnica, sistema o aplicación de productividad, llámese GTD o como sea. Y la cuestión es que a los dos días ya lo había abandonado, porque da igual el coche que usas cuando no hay gasolina.

Desde hace 5 años o así, me propuse comer mejor, hacer ejercicio regularmente y tomarme en serio mi disciplina de sueño.

Ya intentaba hacer esas cosas, pero no se puede imaginar la diferencia cuando me las tomé más en serio. De veras, podría gastar párrafos coméntandole cosas de mi experiencia, pero es algo que no podemos apreciar hasta que lo hacemos. He terminado más proyectos, trabajado mejor que nunca y tenido más sensación de logro que nunca.

Yo venía de una cultura de consultoría, donde uno entra pronto, sale MUY tarde y vive de la adrenalina y la cafeína. Y la adrenalina es poderosa, pero es un combustible de emergencia, para dar un empujón, no para llevar el coche todo el camino. El efecto secundario de la adrenalina es que, si vives de ella, corres hoy, pero no podrás andar mañana.

No voy a negar que a veces fallo en esos tres consejos, el sueño es, especialmente, mi asignatura pendiente. Debo ser más estricto en apagar los cacharros electrónicos a cierta hora y ser disciplinado a en el horario de dormir. Las veces que lo he conseguido, me he levantado «reseteado» literalmente.

Ahora, ya sé que este no es el material habitual sobre técnicas y sistemas. Esos están bien, es construir un vehículo mejor. Pero el vehículo necesita combustible, sin él, el flamante Ferrari estará parado en la puerta.

No subestime esto, por favor. Cuando dejé de comer basura procesada, platos de microondas y en bares de fritanga la mayor parte del tiempo (por falta del mismo o tener que moverme por negocios), mi energía se multiplicó por diez. Ni yo mismo me creía que ya no fuera esclavo de tener que tomar café o estar cada poco tiempo con una basura azucarada en la boca, que luego provocaba un bajón importante de energía.

¿Quiere ser más productivo mañana? Cene comida de verdad hoy, que no venga de una caja o una bolsa, apague el móvil a las diez, métase pronto en la cama con un libro de ficción y deje que el sueño le encuentre.

Si tenemos malos hábitos en este sentido, no será una cosa de la noche a la mañana, pero sí es cierto que notará la diferencia casi al instante.

Comer bien, ejercitarse y dormir son los tres mayores multiplicadores de la productividad y si no me cree a mí, crea a Chris Bailey, todavía más obsesivo que yo con esos temas.

¿Y cómo podemos conjuntar eso para hacer la mejor tarea posible?

Trabajando en lo más importante cuando más energía tenemos.

Eso significa a primera hora, recién descansados.

Si utilizamos el tiempo más valioso del día en emails, tonterías y cosas urgentes, pero no importantes, nos van a consumir el depósito y los proyectos críticos van a estar, como siempre, sin hacer.

Y no me extiendo más, quiero de veras que, por favor, tenga en cuenta lo de este material, pues no explicaré nada más importante en cuanto a productividad, de veras.

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